La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

En la pista buena del engaño

La crisis aumenta la demanda de detectives privados para investigar pensiones compensatorias y estafas a aseguradoras, y hace caer los casos de infidelidades

En la pista buena del engaño

"¿Me sigue?" preguntó Groucho Marx. "Pues deje de hacerlo o llamaré a la policía", se respondió así mismo el genio del puro y bigote negros. No van con gabardinas, ni sombreros como en las películas. Su aspecto camaleónico hace imposible saberse investigado por un detective privado. Trabajan con sigilo, con largas horas de seguimiento y siempre buscando pruebas. Nunca indicios.

Les avala una titulación universitaria, imprescindible para obtener su licencia, donde se imparten conocimientos de Derecho, en distintas ramas, medicina forense o Psicología, entre otras materias. Esta instrucción, que muchos complementan con otras carreras, como Criminología, avala el rigor y la autenticidad de un informe rubricado con su firma. Dan fe de los hechos, igual que los notarios. Porque muchos de los procesos acaban en el juzgado.

Los abogados contratan, en ocasiones, estos servicios. Suponen pruebas de mucha validez que suelen inclinar la balanza en la decisión judicial hacia el lado de quien atestigua su versión con informes con la rúbrica de un investigador privado. Pero la crisis también ha hecho mella en el sector, como reconocen los profesionales que trabajan en Gijón. Sobre todo a nivel de particulares. No así en las empresas aseguradoras que tienen sospechas de fraude. Los dos grandes bloques de investigación, y el segundo en aumento en línea con el reciente dato conocido en Asturias: las aseguradoras detectaron en la región 3.268 fraudes en 2014, un 4% más que en 2013.

La contratación de esta prestación requiere un desembolso económico importante, capaz de disuadir al cliente de despejar sus dudas. Ya no importan tanto las felonías ni con quién ni adónde sale un hijo de fiesta. Los precios oscilan entre los 200 euros hasta los 2.500. A razón de unos 50 euros por hora trabajada según lo estipulado en la asociación nacional de detectives, aunque lo habitual es pactar previamente las horas de trabajo.

También, según los especialistas gijoneses, se percibe un repunte en los casos de pensiones compensatorias. Ahí no hay tantos reparos a la hora de abonar el importe puesto que se amortiza en unos pocos meses si las sospechas se confirman. Se trata, principalmente, o bien de maridos que deben pasar el subsidio a su mujer y que tienen un sobresueldo, en negro, para no apoquinar. También se produce al contrario. Divorciadas que siguen ingresando la retribución del exmarido a pesar de o bien estar trabajando o haber rehecho su vida con una nueva pareja.

Los años de experiencia en la profesión dejan anécdotas singulares. Es el caso de la responsable de Detectives Principado. "Una señora nos contrató para seguir a su marido. La única condición que puso era que se la avisase cada vez que el señor salía de vuelta a casa. Le seguimos durante bastante tiempo sin encontrar nada. Ella reiteraba que le siguiésemos hasta que descubrimos que quien tenía un amante era ella y así estaba prevenida para que el marido no la pillase", sostiene la detective aun sorprendida.

¿Qué pasaría si fuese el marido quien optara ahora por contratarles? Por conflicto de intereses existe la norma no escrita de rechazar el caso y cederlo a otra compañía. No suele ser habitual que un hombre solicite estos servicios para despejar sus temores ante una infidelidad. Al contrario, el porcentaje es favorable hacia las mujeres en torno al 90% de los casos. Saberte engañada puede ser una nimiedad cuando descubres que los encuentros furtivos de tu cónyuge con personas de su mismo sexo. Casos hay, y no pocos. Ahí el "palo" es doble.

"Si te implicas te pones de parte del que llora. Nunca sabes lo que ha pasado antes en esa casa, en ese matrimonio. No juzgas, sólo investigas y cumples con el servicio", sostienen desde Detectives Principado, una agencia que atiende alrededor de unas diez peticiones mensuales.

Pero hay quien opta por no inmiscuirse en temas sentimentales. Es el caso de Detectives Asturias. "Hay que tener mucho cuidado con los sentimientos de la gente, no somos muy partidarios y sólo tenemos un 10% de los casos relacionados con infidelidades", explican. Su campo de especialización está con "las empresas aseguradoras. Con la crisis ha aumentado mucho el intento de estafa a los seguros", sostienen. Más de 200 casos al año avalan su dedicación. "A lo largo de la vida pueden surgir problemas o conflictos para los que es necesario estar preparados e informados", reza un lema en su página web. Las últimas leyes, como la relativa a seguridad privada, quitan autonomía a su actividad. Quizás no se les valora como merecen y en ocasiones se les acusa de espionaje. "Somos profesiones acreditados que tenemos la obligación de investigar y aportar pruebas", valora uno de los fundadores de Detectives Asturias.

Dijo en su día Arthur Conan Doyle, por boca de Sherlock Holmes, que "es un error capital el teorizar antes de poseer datos. Insensiblemente, uno comienza a deformar los hechos para hacerlos encajar en las teorías en lugar de encajar las teorías en los hechos". Si bien los personajes ficticios hacen un flaco favor a la profesión esta aseveración del lord inglés refleja la idiosincrasia de los detectives. Un gremio basado en la discreción, la confidencialidad y la honradez.

Compartir el artículo

stats