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RAÚL GIL DÍEZ, "NIÑO" | Grafitero, expone en Astragal

"Ya vivo de pintar, sobre todo encargos de murales hasta para habitaciones de niños"

"El grafiti ha evolucionado muchísimo desde hace 30 años, estamos hablando casi de un muralismo contemporáneo"

Raúl Gil, ayer, junto a una de sus obras. JUAN PLAZA

Raúl Gil Díez, "Niño", (Gijón, 1983) es uno de los grafiteros con más proyección de España. Ha participado en varios festivales nacionales e internacionales como "Most Wanted" de Gijón o el "Upfest" de Bristol, y ha conseguido varios premios de renombre. Estos días expone en el Espaciu Astragal del Conseyu de Mocedá (hasta el día 22 de enero) con una selección de trabajos desde el año 2007. En ellos combina el uso del aerosol con pintura plástica y diseños conceptuales, una mezcla de trabajo de calle y de estudio.

-¿Cuál es su formación?

-Soy autodidacta, y llegué a este mundo por inquietud personal. Desde pequeño siempre me gustó dibujar y con 15 años me empezó a llamar la atención la técnica del spray. Fue cuando empecé a pintar en la calle, en sitios abandonados, en las vías del tren... Mi trabajo en su mayor parte es en la calle, y desde hace unos cuantos años estamos haciendo murales siempre con una estética de grafiti, e intentando a la vez evolucionar un poco más. Lo que empezó siendo una afición y una manera de expresarse por la calle me ha llevado a probar otras cosas.

-¿Es posible vivir del grafiti?

-Desde hace unos cinco años vivo de pintar, sobre todo gracias a encargos de murales. Trabajo en bares, habitaciones para niños pequeños, salones... Procuro moverme mucho en concursos de grafitis, es una manera de conocer y que te vayan conociendo, si hay suerte se puede ganar algo de dinero. Y si te gusta pintar y quieres vivir de ello la manera más fácil es con trabajos por encargo.

-¿Hay mucha competencia?

-Aquí en Asturias somos unos cuantos chavales los que hacemos trabajos de este tipo, al final nos conocemos porque pintamos muchas veces juntos en exhibiciones o a la hora de comprar material, e intercambiamos puntos de vista. Esto no es Madrid, allí sí que hay competencia, no tiene nada que ver.

-¿Cómo define su obra?

-En la exposición que presento ahora enfrento precisamente las dos vertientes de mi obra, el trabajo de calle y el de lienzo, más de estudio. Muchas veces a la hora de pintar un lienzo me siento un poco más cohibido por ser un espacio muy pequeño. Yo empecé a pintar paredes de varios metros de largo, y cuando tengo que sentarme en el estudio y pintar en un espacio reducido aún estoy probando muchas cosas. Mi línea de trabajo está muy definida en la calle sobre todo, porque llevo pintando así más de 15 años. A la hora de hacer cuadros estoy en fase de completa investigación: me gusta pintar sobre el cosmos, el inicio de todo y me gusta representar explosiones estelares, que representan el principio y el fin; son cosas que me hacen reflexionar bastante. Y también me gusta mucho el retrato, pero lo veo un campo más explotado y me cuesta más ponerme a ello.

-¿De dónde le viene la inspiración a un grafitero?

-Una buena idea puede llegar en cualquier momento, a veces en el estudio garabateando o salpicando pintura sin más; otras en una conversación de bar acabas teniendo una buena asimilación de ideas. Yo soy de los que va siempre con la libreta debajo del brazo y en cualquier sitio me pongo a esbozar.

-¿Cree que este tipo de arte asociado a lo callejero ha empezado a tener mejor consideración?

-Sí, la verdad es que sí. En españa desde hace muchos años hay un nivel de grafiti muy alto, con gente muy buena. Es necesario que se motive a que haya más espacios públicos para que la gente pueda desarrollar su trabajo en la calle, es básico para que la gente se conciencie de que el grafiti no va asociado al vandalismo. Por supuesto es de donde vino, pero hace 30 años de eso y está superado, el grafiti ha evolucionado muchísimo. Estamos hablando casi de un muralismo contemporáneo. El grafiti al fin al cabo son letras, dejar tu marca, pero ha evolucionado a las fachadas muy trabajadas, con estilos de letras increíbles, montones de colores... Y eso es por el apoyo que ha tenido el grafiti, y hay que agradecer a los grafiteros su empeño, independientemente de que el soporte que usamos sea legal o ilegal, se trata de una obra igualmente.

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