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La Figura De La Semana | VIRGINIA LÓPEZ | CREADORA DE PACA EN L'ABADÍA CENERO

La artista que revolucionó la pomarada

La impulsora de Proyectos Artísticos Casa Antonino volvió de Florencia a Gijón para hacer de una casería un foco cultural

La artista que revolucionó la pomarada

Tiene algo de muchacha pintada por Modigliani a la que el talle y el cuello se le hubieran estilizado de tanto mirar, en el cielo toscano, las cúpulas de Florencia. Así, viéndola, uno podría pensar en Virginia López más como musa y no como la consistente artista que regresó hace tres años a su tierra gijonesa, después de vivir casi catorce junto al lienzo renacentista del Ponte Vecchio, para poner en marcha Proyectos Artísticos Casa Antonino (PACA). Un singular espacio de creación en una casería de Trubia, parroquia de L'Abadía Cenero, en pleno agro y al lado mismo de las romanizadas huertas y piedras de Veranes.

Junto a Giovanni Lanterna, que se vino con ella desde Italia, ha hecho de ese lugar al que acuden en residencia creadores de distintas partes del mundo, un incesante foco de agitación artística del que han surgido propuestas tan originales e insólitas en Asturias como "Habitantes paisajistas". Más reciente, hace sólo unos días, su mano ha mecido también "Armónico rural". Este programa, que aduna cultura y agricultura, es una pertinente invitación a dejarnos asombrar por las maravillas cotidianas e históricas (una figar, los ornamentos de un capitel...) que tenemos ahí mismo y sobre las que, por atolondramiento o exceso de ruido, hemos ido perdiendo la perspectiva.

Podríamos hallar etiquetas para todo esto que hace Virginia López desde la perseverancia del idealismo consecuente ("Land Art", neorruralismo, y por ahí seguido), pero ella prefiere verse como una mujer interesada en una práctica artística relacionada "con la memoria y el tiempo", según me explicó al borde de un café y un ordenador conectado con el mundo. Nuestra aldea empieza a dejar de ser global para ser "glocal", según el feliz término que inventó en su día el genio pop de Juan Cueto.

Virginia López nació en la gijonesa calle de Donato Argüelles en 1975, cuando el Gran Óbito, y vivió en la de Fundición, pero recuerda los fines de semana en los dominios de su abuela, en La Nueva de Langreo, y cómo sus ropas se impregnaban de un interesante olor a prau y pita. Emotiva como es, tiene quizás ahí la magdalena proustiana que le ha permitido, ya adulta y longilínea, reencontrar en su pomarada de Trubia el hilo de aquel tiempo y de este otro.

Estudió con las Ursulinas, incluido el Bachillerato. Y después hizo Geografía e Historia en el campus del Milán. Se licenció, como no podía ser otra manera, en Historia del Arte. Tiene un máster en Museología y prolongó su curiosidad estética con más cursos de Bellas Artes en Florencia, como hemos dicho. En realidad, antes de enamorarse de la panera y las verduras que ahora cuida en Trubia, también quiso una casa así en la Toscana, donde los cipreses son los mástiles del paisaje, pero los precios la disuadieron.

Fue así como empezó a buscar en su Gijón natal. Y como dio, gracias a una pesquisa de su madre, con esa hectárea llena de tiempo e historia de Casa Antonino. Desde ahí predica, sin aspavientos y con la letra clara, una práctica de la creación y formación artísticas en las que quedan concernidos el lugar y los lugareños. "La casería es el centro de todo lo que hacemos", insiste. Sus vecinos la han acogido con cariño e interés. Parece que suscriben lo que hace, que la apoyan y eso. Es la hija de Mari, como la llaman, y ya se sabe cuánto pesa en Asturias que los parroquianos te vean como uno más de la tribu. Influye también que no va de rara, o de muy rara. Y que se esfuerza en explicar lo que tiene entre manos, en proponer actividades ("performances" o acciones, lo que sea) comprensibles, que apetezcan a los parroquianos y les reporten alguna utilidad. Es una revolución tranquila en la que PACA, vinculada a otras redes de artistas, se va convirtiendo en una obra en sí misma.

Virginia López no quiere que este Proyectos Artísticos Casa Antonino sea una mera ínsula. Al contrario. Siente que su casería es otra cifra del mundo.

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