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ADRIÁN ARIAS | PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DE VECINOS DE LA ZONA URBANA DE GIJÓN (FAV)

Puño joven para la lucha vecinal

Un heredado compromiso social y político forjó a este nieto de mineros de La Camocha

Puño joven para la lucha vecinal

Adrián Arias ha terminado adelantando por la izquierda a su padre. No en materia futbolística, donde el progenitor alcanzó la profesionalidad. Pero sí en inquietud y en su vertiente política. Si de él heredó su preocupación social e involucración en la lucha por los derechos, Arias las ha llevado más lejos y a sus 28 años ostenta la presidencia de la Federación de Asociaciones de Vecinos de la zona urbana de Gijón (FAV) y ha formado parte de la dirección local de Izquierda Unida (IU). Porque, efectivamente, adelantó a su padre por la izquierda: más a la izquierda se situó, hasta tal punto que lo que fue una herencia de padre a hijo se ha terminado convirtiendo en discusiones políticas casi diarias a la hora de la comida. Las mismas que tendrían un socialista y un comunista.

Arias es una "rara avis". Cuando el envejecimiento amenaza la continuidad del movimiento vecinal por falta de relevo generacional, su implicación ha sido tal que en Gijón se da la paradoja de que un joven que no llega a la treintena lidera la entidad que aglutina a todos los colectivos de vecinos. Algo que hace compatible con su militancia política en IU. Evita al máximo que una cosa interfiera con otra, de tal forma que su compromiso vecinal e ideológico se mantengan intactos pero sin estorbarse. En los últimos tiempos ha encabezado importantes reivindicaciones desde la FAV, en materia de contaminación y, sobre todo, de participación ciudadana, un asunto en el que sale a relucir su faceta más reivindicativa. No le ha valido con los presupuestos participativos articulados por el gobierno local de Foro para las cuentas de 2017. Quiere más y exige que se cumpla con compromisos con los barrios incumplidos. Incluso ha lanzado un ultimátum amenazando con boicotear los consejos de distrito si no se les dota de más contenido e influencia. Está por ver si la FAV cumple con la advertencia lanzada por su presidente.

Ese carácter de puño cerrado y discurso encendido se fraguó en territorio minero, el de La Camocha. Sus abuelos paterno y materno trabajaron en el pozo gijonés. Adrián Arias nació el 30 de junio de 1988 y se crió en el poblado junto a su hermano mayor, Alejandro. Ambos son hijos de Joaquín Arias, jubilado de la siderurgia, donde también trabaja ahora Alejandro, y de Irene Mieres. Se juntaron con ellos dos familias de La Camocha, que confluyeron en Alejandro y Adrián, quien hace gala con orgullo de su condición de "camochu".

Estudió en el colegio Jacinto Benavente y después en el IES Universidad Laboral, antes de iniciar la carrera de Derecho en la Universidad de Oviedo. Su activismo en numerosos frentes ha lastrado su avance en los estudios, lo que le ha valido más de una reprimenda paterna. "Es por la política de los cojones", farfulla su padre. El mismo que ha militado durante tantos años en el PSOE y la Unión General de Trabajadores, y que formó parte del comité de empresa de Ensidesa. El mismo que creó, en cierto modo, el "monstruo" político con el que ahora discute en las sobremesas. "Salió por otra rama de la izquierda", cuenta, resignado, Joaquín Arias. Y, para más inri, la madre de la familia, Irene, suele hacer coalición con su hijo. Es un padre socialista en minoría.

Adrián también heredó buenos genes futbolísticos por vía paterna. Su progenitor jugó de portero en el Zamora y llegó a ser profesional. Su hijo no llegó tan lejos, pero sí fue máximo goleador en Liga Nacional juvenil con La Braña. También jugó en La Camocha, La Inmaculada y Roces. Sus compañeros de equipo siempre le llamaron "Adro". Pero en esta materia también le salió "por otra rama" a su padre. Pese a tener planta de guardameta y jugar una época en esa demarcación, la misma que desempeñó su padre, acabó cambiando de área y pasando a la delantera. Quizás otro síntoma más de su paradójico paralelismo con su padre. Ahora, al igual que hace su hermano Alejandro, entrena a niños. El padre de ambos también entrenó a varios equipos de fútbol base.

Fue precisamente él quien animó a Adrián a introducirse en el movimiento vecinal. Ya apuntaba maneras en el instituto y en la universidad, donde dejó claras sus dotes de liderazgo para los movimientos reivindicativos cuando empezaba a implicarse en círculos políticos. Joaquín es vicepresidente de la directiva de la Asociación de Vecinos Vega-La Camocha, encabezada por Herminio Torre. Llegó un momento en que había que rejuvenecerla y fue entonces cuando entraron a formar parte del equipo directivo Adrián y varios amigos. Su acción ha servido para dinamizar la actividad en La Camocha, recuperando, por ejemplo, sus fiestas. Asimismo organiza, a través de una comisión de festejos, la hoguera de San Xuan y colaboran en la cabalgata de Reyes de Vega.

Posteriormente Adrián dio el salto a la FAV, formando parte de la directiva que encabezaba Tita Caravera. Tras la marcha de ésta, decidió presentarse a unas elecciones y fue nombrado su presidente. Sin ningún complejo por su juventud, ni ningún temor a poner su cara y su voz al frente del movimiento vecinal gijonés. Sin embargo, a lo que sí que tiene auténtico pavor es a las películas de miedo. Es imposible que Adrián, pese a su imponente físico, se siente en el sillón para ver cine de terror. Pero sí tuvo la osadía -algunos dirían que casi suicida- de asumir protagonismo en el seno de Izquierda Unida de Xixón en un momento en el que la coalición vivía uno de sus enésimos capítulos de cruentas guerras internas. Fueron semanas en las que se apartó de la primera fila en la FAV para que no interfiriese su actividad política en la vecinal. También es afiliado a Comisiones Obreras.

Pero su frenética actividad no le impide dedicarse a sus amigos y familia. "Es una persona muy entregada, está 24 horas al día trabajando para la federación vecinal. De las personas que he conocido más sacrificadas en el activismo. Es un amigo genial, con el que puedes contar. Es capaz de estar todo el día y la tarde de reuniones, y de noche quedar contigo para saber cómo estás. Siempre puedes contar con él", destaca alguien que le conoce muy bien. De hecho le gusta hacer planes con sus amigos, aunque no todos salen bien. En una ocasión tuvieron que salir pitando de una casa rural de Grao al originarse un incendio.

Le encanta el rock en asturiano y tiene a "Los Berrones" siempre resonando en su cabeza. Aunque "no es de liarlas". Más bien destila tranquilidad. Es de los que ayudan a los amigos "que sí la lían". Aunque le llamen a las tres de la mañana con un marrón, él se levanta raudo a echar un cable con lo que sea. Intenta mantener una coherencia entre su vida privada y pública, consciente de la exposición pública que implica su presidencia en la federación vecinal. Y también devora literatura.

Así es este joven heredero de una tradición reivindicativa que mamó de La Camocha y también de su padre. Aunque le haya adelantado por la izquierda.

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