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Manual para hacer frente al miedo

Una asociación ofrece un cursillo gratuito a mujeres víctimas de violencia machista para saber cómo reaccionar en casos extremos

Pablo Díaz inmoviliza a Pablo García en una de las maniobras que enseñaron a las mujeres participantes. ÁNGEL GONZÁLEZ

"Espero que nunca tengáis que vivir una situación como esta en la vida pero, al menos, si tenéis que hacerlo, que estéis preparadas para ello". Con estas palabras comenzó ayer Pablo Díaz en el Ateneo de La Calzada la primera de las sesiones de un curso gratuito de defensa personal para víctimas de violencia machista, organizado por la asociación "Carla Vive". Esta iniciativa, "surgió hace mucho tiempo", explica Paz Rodríguez, presidenta de la asociación, "pero por falta de apoyo económico no pudimos retomarla hasta ahora". Al tiempo que aseguró no recibir "ningún tipo de subvención ni ayuda económica".

Con la puesta en marcha de este proyecto quisieron salir al paso de una problemática que veían en todas las mujeres a las que ayudaba la organización: el miedo. De esta manera "las mujeres que participen pueden recuperar su autoestima, superar los problemas que tienen de temor" y, sobre todo "sentirse mucho más protegidas".

Por medio de estas clases, Díaz no busca "enseñar a pegar", sino algo mucho más efectivo, "repeler una agresión", es decir, "conseguir que, en caso de que os ataquen, podáis de alguna manera salir huyendo". Para Díaz, es importante que las alumnas comprendan que "pegar a alguien y tumbarlo no es fácil", ya que "yo no os voy a enseñar a hacer eso, a competir con los agresores", sino a poder salvar estas situaciones límite.

"Los hombres que atacan a las mujeres a menudo son vanidosos y, sobre todo, cobardes", enfatizó Díaz, "por eso van a por una mujer y no un hombre, porque se creen superiores". Y precisamente esta tesitura es una "gran ventaja si sabemos como aprovecharla", apuntó, ya que los agresores "se ven claros ganadores antes de comenzar la pelea, por lo que atacan de una forma más relajada".

Para el instructor, la clave en estas situaciones es "no alarmarse, mantener la calma y la sangre fría", algo complicado en estos casos pero que puede marcar la diferencia. "A fin de cuentas", explicó Díaz, "para eso sirve el entrenamiento, para saber reaccionar, que estas situaciones no nos pillen de improvisto y poder quitarnos el bloqueo".

En este sentido, en lo que más hincapié hizo en esta primera clase, que sirvió como demostración, fue en afrontar aquellas situaciones más comunes: recibir un bofetón, quedarse inmovilizada o tirada en el suelo con el atacante encima. Para Díaz, la clave en estos casos es "aturdir al atacante", siendo los puntos más idóneos para ello tanto los oídos como la garganta o incluso la nariz, y atacar siempre con los codos, más duros y efectivos que las manos.

Aunque sin duda, la primera opción en estos casos es "salir corriendo, huir y ponernos a cubierto en algún lugar donde estemos protegidos". Díaz también enfatizó que "es importante la constancia, entrenar al menos un par de veces al mes", ya que "las fórmulas secretas no existen".

Tanto Díaz como sus compañeros pertenecen al equipo RBT de artes marciales. Una agrupación que, más allá de centrarse en el deporte como tal, tiene un gran componente social detrás, siempre ayudando en cualquier causa que les requiera, desde hacer veladas en favor de los enfermos de cáncer infantil a este tipo de cursillos de defensa personal, algo que "es muy de agradecer, cómo se implican siempre", aseveró Rodríguez.

Por su parte, la asociación contra la violencia machista "Carla Vive" ofrece, sobre todo, un servicio de acompañamiento para las mujeres que han sufrido este tipo de agresiones. "Intentamos ir con ellas tanto al hospital como a los juzgados a poner la denuncia y, en casos más extremos, incluso dormimos con ellas para que se sientan más seguras", explicó Rodríguez. Además, en algunos casos concretos "alejamos a la mujer del maltratador", tanto "cambiándola de domicilio como de ciudad", ya que, en estos casos "por desgracia, siempre es la víctima la que tiene que irse".

La asociación sobrevive a base del esfuerzo de muchas mujeres, gran parte de ellas víctimas de la violencia machista, que se apoyan entre sí para intentar recuperar lo más importante que han perdido en estas situaciones: la autoestima.

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