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El skate se atecha

Dos hermanos gijoneses construyen la primera pista de patinaje interior de Asturias para "practicar este deporte en invierno, organizar talleres y dar a conocer sus valores"

Ana Menéndez, la única niña del grupo, baja una rampa. JUAN PLAZA

"Veíamos que hacía falta tener aquí en Asturias un lugar cerrado donde poder patinar, pero sobre todo, una escuela donde aprender todo lo que rodea al mundo del 'skate'". Es la explicación que ofrece Marcos Guerra, creador, junto a su hermano Jany Guerra, de la escuela "Guaje Skates", que cuenta con la primera pista cubierta de patinaje de Asturias. Una idea innovadora en la región que cuenta con el beneplácito de los "skaters" de la ciudad, que hasta ahora no tenían un lugar cubierto donde poder realizar sus trucos y seguir perfeccionándose.

El proyecto nació porque estos dos hermanos llevan "más de 25 años patinando y conocemos mucho este mundo". Además, el propio Jany se dedica a construir estas instalaciones por todo el territorio nacional y "he visto que muchos de estos 'skate parks' son escuelas que están funcionando mucho, porque no deja de ser un deporte que está 'in crescendo' y tiene demanda", explica. A partir de ahí surgió la idea "y nos lanzamos a hacerlo. Buscamos la nave y después fuimos perfilando el diseño", indica Jany, que también transmite que no es nada fácil de llevar a cabo. "Este tipo de proyectos suponen un riesgo para los emprendedores, porque aunque creemos que se pueden amortizar rápido, puesto que los inviernos en Asturias son largos, también es cierto que este tipo de proyectos no son baratos y requieren una infraestructura cara", señala Marcos Guerra, que también explica que "tienes que tener unos conocimientos previos para que las rampas sean patinables. No se trata de juntar unas maderas, sino que tienes que tener muchas más cosas en cuenta". Eso sí, según vaticina Jany, "si funciona el proyecto seguro que otras empresas también se lanzan a hacerlo". En este aspecto estos dos hermanos gijoneses partían con algo de ventaja puesto que conocían el mundo del patín, lo que les hizo "no depender de otros y abaratar los costes", apunta Jany Guerra.

Jany y Marcos Guerra organizan cursos y talleres para enseñar a los más pequeños no solo a patinar, "sino también todo lo que rodea este deporte, que tiene muchas cosas más", señala Jany. "Tenemos dos temporadas: la época de vacaciones en la que organizamos un campus al que los niños pueden venir por las mañanas y donde, además de aprender a patinar, organizamos otro tipo de talleres y, por otro lado, en la época lectiva, funcionamos como una actividad extraescolar", aseguran. Entre estos pequeños que se enfrentan por primera vez al "skate" está Lucas Menéndez, quien a sus once años no había tocado nunca una tabla: "En cuatro días he aprendido mucho. Al principio nada más tocar el patín ya me caía, pero ahora ya no", explica. Ahora espera seguir practicando piruetas sobre un monopatín nuevo porque "mis padres me van a comprar uno". Su hermana pequeña, Ana Menéndez, de tan solo seis años, es la única niña del grupo. Afirma que sólo se ha subido a un "skate" un día y, aunque se ha caído muchas veces, "la experiencia me gusta mucho y no me importa acabar en el suelo".

Hasta ahora, Jesús Flores sólo había probado el "'penny', que es un patín mucho más pequeño con el que no sé hacer muchas cosas. Aunque para él saltar y hacer trucos es mucho más difícil". Por su parte, Mario Menéndez declara que se subió por primera vez a un patín hace siete años, "cuando tenía cinco". Decidió cambiar el "skate" por la tabla de "snow", pero la falta de nieve ha hecho que vuelva a coger con ganas las cuatro ruedas del monopatín: "Este año vuelvo a tope porque como en verano no hay nieve quiero darle a otra cosa", indica. Y desde que ha regresado a patinar dice que no se desprende de su patín. Incluso "si me dice mi padre 'vamos a comprar el pan' yo voy con el "skate" y sigo practicando por la calle", comenta. Gerardo Juanes espera aprender mucho más que piruetas. "He aprendido mucho durante una semana porque te das cuenta de que este deporte es mucho más que cualquier otro y lo bueno es que aquí podemos patinar incluso si llueve o hace frío", indica. Los hermanos, que hacen de monitores, comparten esta opinión: "El 'skate' no es un deporte más, porque tiene su parte de cultura y ética y eso es lo que intentamos transmitir a los críos que vienen", manifiesta Jany, quien también cree que la reputación de este deporte ha cambiado mucho en los últimos años: "Es un deporte de la calle y hace tiempo no estaba muy bien visto. Parece que molestas a la gente cuando saltas un bordillo o un banco, pero en realidad tu intención no es esa", señala. Marcos Guerra añade que este deporte "lleva cuatro días como quien dice, la gente que lo practica es muy joven y eso choca". Aunque, afortunadamente, "también tiene otras cosas muy buenas. Lo que buscan ahora, a través de su escuela es "cambiar ese concepto", subrayan. Un concepto que también ha ayudado a cambiar Ignacio Echevarría, el "héroe del monopatín" de Londres.

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