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Míticos de Gijón

Don Calixto Alvargonzález, su caldereta y mucho más

Con 17 años marchó a estudiar a Nueva York, inventó platos de rito social y escribió sobre la comida de ricos y de pobres

Arriba, portada de "Caldereta y limonada" en su edición de 1908; debajo, don Calixto, por Evaristo Valle (1927).

Se trata de don Calixto Alvargonzález Landeau (Gijón, 1854-1910) cuya biografía nos atrevemos ahora, simplemente, a apuntar. Mítico gijonés, sin duda. Fundador de la consignataria de buques que llevó su nombre, promotor de la Cámara de Comercio, urbanizador del barrio de El Coto, presidente del Casino de Gijón, primer director en el año 1878 del diario "El Comercio", vicecónsul de Estados Unidos en Gijón y directivo de la Compañía de Tranvías. Además fue descubridor (junto a su primo Alejandro Alvargonzález y a Julio Somoza) de las termas romanas del Campo Valdés y autor de "Termas romanas del Campo Valdés" editado en el año 1965, muchos años después de su muerte, gracias a las buenas gestiones de Joaquín Alonso Bonet.

Nuestro mítico es también autor del opúsculo "Caldereta y limonada" que editó en el año 1908 la gijonesa Imprenta de Mauro instalada en la calle de La Merced. Por resumir, baste con eso.

Citamos dos publicaciones que nos acercan a su figura. Una es el trabajo de Francisco José Borge titulado "Cartas desde el nuevo mundo: el gijonés Calixto Alvargonzález en Nueva York (1871-1875)", publicado en el boletín número 167 del Real Instituto de Estudios Asturianos (2006), y por otra parte por la reedición en el año 2007 de "Caldereta y limonada" a cargo de la editorial gijonesa Trea.

Calixto Alvargonzález con sólo 17 años marchó a América, a Nueva York, para completar allí y durante cuatro años su carrera de Químicas. Las cartas que mandó desde la ciudad de los rascacielos (todavía sin ellos) a su padre Anacleto Alvargonzález Sánchez, se conservan en la Fundación Alvargonzález y Borge nos las muestra y las comenta. Interesantísima la visión de aquel joven gijonés en aquel Nueva York, y la nostalgia de Gijón que emanan sus escritos.

Inmejorables también la presentación y el profundo estudio que hacen, respectivamente, Eduardo Méndez Riestra y el ya desaparecido Miguel I. Arrieta Gallastegui en la nueva edición de "Caldereta y limonada". La caldereta que inventó don Calixto estaba compuesta por pescados y mariscos selectos y la limonada ("de limón nada") era una mezcla, entre otras cosas, de buenos vinos blancos, champagne, jerez, sal y hielo, y hay que decir que la degustación en aquellos años de la Caldereta y de la Limonada (a cargo quien se lo podía permitir) era un rito social que pasó a la historia local. En el diario "El Noroeste" del 22 de agosto de 1907 podemos ver ambas recetas en un artículo que don Calixto firmó como C.A. La caldereta de Calixto Alvargonzález llevaba, entre otros ingredientes, chopa, lubina, quisquillas, mejillones, llámpares? y la limonada llevaba blanco Murrieta, champán Domecq, jerez Río Viejo y hielo.

Nosotros nos detenemos ahora en unos escritos de Calixto Alvargonzález que no hablan de la comida de los ricos, sino de los pobres de Gijón. Hablan de cómo se alimentaban las clases más desfavorecidas en el Gijón de finales del siglo antepasado. Sirva la mención de estos artículos (publicados en la revista catalana "Alrededor del mundo" los días 17 de noviembre y 21 y 28 de diciembre de 1899, casi diez años antes de publicar su célebre "Caldereta y Limonada") como complemento a esos mencionados homenajes a don Calixto. No son ningún hallazgo bibliográfico porque el recordado padre Patac los recopiló para su biblioteca, y allí se encuentran.

¿Qué vemos en ellos? Habla don Calixto, por ejemplo, de que en Asturias había dos clases de pobres: los del campo y los de la ciudad. De los primeros dice que su alimentación es monocorde y sólo variada en días de Antroxu, de Cuaresma y en las fiestas de cada lugar. El pote era, según Alvargonzález, comido a las doce del mediodía y consistía en alubias, agua, tocino, morcilla, verduras y patatas y, de postre, siempre leche. Para cenar, lo mismo que para mediodía, "ya que se tiene cuidado de hacerlo abundante". Nos dice que los aldeanos no probaban el vino aunque sí "alguna puchera de sidra, no de la achampanada que se da por esos mercados de Dios, sino la clásica sidra de la que beben cantidades increíbles cuando hay espicha". Para el autor, los pobres gijoneses comían, básicamente, alubias que para él tenían una capacidad nutricional grande: "Un kilo de alubias equivale a un kilo de carne".

Aunque el título de los artículos habla de "los pobres de España", ciertamente hay que decir que se refiere siempre a los de Asturias y muchas veces a los de Gijón que, eran tan pobres que cuando va a describir la sopa de ajo, dice: "No la describo porque los pobres de Gijón la comen muy pocas veces". Sin embargo se extiende en recetas y comentarios que, vistos con la perspectiva de más de un siglo, nos parecen un ejercicio delicioso de gastronomía. Vemos como muestra una de las setenta breves recetas recopiladas por don Calixto, por ejemplo Carnes de Ternera: "Las gentes pobres suelen comprar en la tablajería las partes malas de la res, como la falda. Con diez céntimos pueden comer esa carne con patatas y arroz, lo que se llama Batallón".

En la Biblioteca Asturiana pueden ser consultados también escritos de Alvargonzález Landeau sobre los espárragos, sobre la escanda y sobre apicultura.

La obra y la vida de Calixto Alvargonzález fue difundida por esos dos estudios mencionados y con ello se hace justicia. Pensamos que don Calixto era hasta entonces, injustificadamente, un personaje más bien desconocido entre los actuales gijoneses y gijonesas (quizás lo sea todavía) a pesar de que, desde el año 1998, una calle situada al final de la avenida de Portugal lleva su nombre. Lleva su nombre con x en la placa callejera, Calixto, aunque en su "Caldereta y Limonada" figura en portada Calisto e incluso en su esquela en "El Noroeste" (falleció en su casa de El Bibio a las once y media del día 28 de julio de 1910) aparece como Calisto Alvargonzález Landeau. Sin embargo, en la necrológica lo cita varias veces como Calixto. Un lío. Incluso cuando muere su padre, Anacleto Alvargonzález, el 25 de abril de 1893, la esquela cita como hijos a Margarita, Calisto y Lucila, y desde luego en la prensa de Gijón lo vemos muchas veces como Calisto y muchas más como Calixto.

Honor a don Calixto Alvargonzález Landeau, hijo de Anacleto Alvargonzález Sánchez y de Cecilia Landeau Brou, cubana de origen francés. Tuvo siete hijos, seis de su matrimonio con Pilar Caso Laviada, fallecida en agosto del año 1897 (José Luis, Romualdo, Calixto, Dolores, Enrique y Pilar) y uno, Carlos, de su segundo matrimonio con su cuñada Aurora Caso Laviada.

Apagadorista militante, partidario de ampliar el puerto local, tuvo don Calixto (podemos decir, por no entrar en más detalles) "más que palabras" con Casimiro Velasco, partidario de realizar el puerto en El Musel. Además de sonadas agarradas con otros muselistas como por ejemplo con el empresario Macario Menéndez Jove-Huergo.

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