Tegucigalpa

El presidente interino de Honduras, Roberto Micheletti, se mostró ayer dispuesto a adelantar las elecciones en Honduras, siempre que el depuesto Manuel Zelaya deje de instar al pueblo a una «insurrección nacional». Incluso aceptaría una tercera persona para superar la crisis. Mientras, el mediador Oscar Arias aboga por un gobierno de conciliación nacional.

Micheletti advirtió de que el Ejército y la Policía «están preparados para repeler» cualquier intento de intervención extranjera y Micheletti denunció que hay varios países «infiltrando a gran cantidad de gente» para cometer «actos guerrilleros», porque las manifestaciones aquí «nunca habían sido tan violentas». Las fuerzas armadas por su parte negaron que estén divididas.

Las nuevas autoridades dijeron haberse incautado de varios ordenadores en los que Zelaya tenía ya metidos los resultados de la consulta que quería hacer para perpetuarse en el poder.

Miles de manifestantes bloquearon por segundo día las carreteras principales de algunas ciudades del país y las que comunican a Honduras con El Salvador y Guatemala para exigir el regreso del derrocado Zelaya.

El venezolano Hugo Chávez afirmó que Zelaya regresará «en las próximas horas» a su país. La secretaria norteamericana del Departamento de Estado, Hillary Clinton, exigió al mandatario de Caracas que deje de interferir en Honduras. El viejo dictador cubano, Fidel Castro, instó por su parte a Obama a que cese el apoyo de EE UU a los golpistas.

El congreso norteamericano difundió un informe en el que se dice que Venezuela se ha convertido en un importante centro de distribución de drogas en el continente y que han aumentado los embarques de cocaína que pasan por Caracas, lo que ha contribuido a la corrupción en el Gobierno Chavez. EE UU abandonó ayer su base militar en Ecuador, tras 10 años de operaciones contra el narcotráfico, obligado por el presidente Correa. A partir de ahora opera desde Colombia.