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El Presidente reivindicó el laicismo al abogar por el derecho de toda persona «a su autonomía moral, a su propia búsqueda del bien». También defendió con rigor el matrimonio homosexual, sin citarlo, lo que le dio pie a loar la tolerancia, a denunciar que «el desconocimiento del otro está en la raíz de los conflictos que amenazan a la Humanidad», a recordar el pasado de convivencia religiosa en España y a citar la Alianza de Civilizaciones, iniciativa suya desarrollada con Turquía y la ONU.

Tras rendir un sentido homenaje a las víctimas del terrorismo, padecido tanto por EE UU como por España, Zapatero resolvió su discurso con un canto a la libertad «ya sea con una dimensión trascendente o cívica» y, citando «El Quijote», afirmó que por ella y por la honra «se puede y se debe aventurar la vida», pues «el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres».

Por su parte, Obama dedicó en su intervención un saludo especial a España, trató a Zapatero, con quien se abrazó ostensiblemente, de «querido amigo» y le pidió que transmitiera los saludos del pueblo estadounidense al pueblo español.

La intervención de Obama, en la que elogió la ayuda española en Haití, estuvo marcada por la defensa de los derechos de los homosexuales, ya que el Desayuno de Oración de ayer vino acompañado por la polémica desatada al conocerse que participaría un legislador ugandés responsable de una dura ley que los castiga con penas de cárcel. Finalmente, el legislador no asistió.

En contra de lo anunciado ayer por fuentes diplomáticas españolas, Obama y Zapatero no se reunieron en privado antes del acto, ya que el inquilino de la Casa Blanca llegó con un ligero retraso, cuando todos los participantes habían ocupado sus puestos. Los dos mandatarios intercambiaron unas frases al final del acto, en las que, según Washington, insistieron en la necesidad de profundizar las relaciones bilaterales.

La jornada de Zapatero continuó con un almuerzo en la Cámara de Comercio de EE UU en el que animó a los empresarios estadounidenses a invertir en España. Previamente, en un chat con lectores de «The Washington Post», restó importancia al aplazamiento de la cumbre EE UU-UE. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, minimizó desde París la cancelación del viaje de Obama, absorbido por su difícil situación política interior, y consideró que «hay demasiadas cumbres, demasiado tiempo gastado».