El líder del Partido Liberal Demócrata, Nick Clegg, pidió hoy que no se tomen decisiones precipitadas para intentar formar un nuevo Gobierno después de que ninguna fuerza política lograra la mayoría absoluta en las elecciones del jueves.

Tras proclamarse su victoria en la circunscripción de Sheffield (norte de Inglaterra) por la que se presentaba, Clegg dijo que "el resultado final de las elecciones todavía es impredecible" y añadió: "la gente ha votado, pero nadie parece haber ganado claramente".

"No creo que nadie deba precipitarse a la hora de reclamar algo o de tomar decisiones que no aguanten el paso del tiempo", manifestó el líder liberaldemócrata, que puede tener la llave para garantizar una mayoría parlamentaria durante la legislatura.

Clegg declaró que "lo mejor es que todos nos tomemos un tiempo para que la gente tenga el buen Gobierno que merece en estos momentos tan difíciles e inciertos", y reiteró: "no debemos precipitarnos en la toma de decisiones".

"Pase lo que pase en los próximos días, semanas o meses, los liberaldemócratas se guiarán por los principios de justicia social, de responsabilidad para estabilizar la economía en un momento de crecientes incertidumbres y de cambio político real", concluyó.

Clegg, que se convirtió en la estrella de la campaña electoral tras el primer debate televisado entre los tres candidatos a primer ministro, admitió que fue "una noche decepcionante para los liberaldemócratas", porque "sencillamente no hemos logrado los resultados que esperábamos".

A falta de conocer el escrutinio final, el Partido Liberal Demócrata había recibido el apoyo de 5,9 millones de votantes, el 22,8 por ciento del voto popular, un aumento de tan sólo el 1 por ciento con respecto a las elecciones de 2005.

Los conservadores iban en primer lugar, con 9,6 millones de votos, el 36,5% (un aumento del 3,9%), y los laboristas segundos, con 7,5 millones de votos, el 28,6% (un descenso del 6,5%).

La estrella se desinfló

El incremento del partido de Clegg es decepcionante teniendo en cuenta que durante buena parte de la campaña los liberaldemócratas llegaron a figurar en las encuestas sobre intención de voto como segunda fuerza política, por delante de los laboristas de Gordon Brown y a escasa distancia del Partido Conservador de David Cameron.

Los comentaristas británicos manifestaron que el "efecto Clegg" se deshinchó en el último de los tres debates televisados, cuando defendió su propuesta de una amnistía para los inmigrantes ilegales y mostró que es el más europeísta de los candidatos.

Aún así, si se confirma oficialmente que los "tories" no alcanzan la mayoría absoluta ni una mayoría lo suficientemente cómoda para gobernar en minoría, Clegg tendrá mucho que decir en el proceso que debe conducir a la formación de un nuevo Gobierno.

Durante la campaña defendió que la fuerza más votada, en este caso los "tories", debe tener la prioridad a la hora de intentar formar Gobierno, pero la ley dice que el primer ministro, el laborista Gordon Brown, tiene la competencia de intentarlo primero.

La condición principal de los liberaldemócratas para apoyar a algún partido es que se convoque un referéndum para que los británicos decidan si quieren mantener el sistema electoral actual, que beneficia a los dos grandes partidos, o si prefieren un sistema que refleje de manera proporcional el voto popular.

Los más atentos a los gestos se fijaron en que Clegg compareció en la noche electoral con una corbata roja, el color del Partido Laborista, y no con la amarilla de los colores de su partido.