El nuevo mecanismo parte de la experiencia del plan de rescate de Grecia, que se tuvo que improvisar porque no estaba previsto en la legislación comunitaria y consiste en 80.000 millones de euros en préstamos bilaterales de los países de la eurozona (de los que España aportará 9.792 millones) y en una aportación de 30.000 millones de euros del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Este instrumento no serviría para ayudar a países como España, cuyo rescate costaría entre 6 y 7 veces más que el de Grecia, y ni siquiera Alemania podría soportar ese desembolso, según explicaron fuentes diplomáticas.

Por ello, el mecanismo permanente de estabilización que aprobarán los ministros de Economía de la UE no se basará en préstamos bilaterales sino en una ayuda financiera del presupuesto comunitario que será concedida por la Comisión a un Estado miembro. Se basará en el artículo 122.2 del Tratado, que permite esta asistencia en caso de "serio riesgo de dificultades graves" debidas a "acontecimientos excepcionales", explicaron fuentes diplomáticas.

La ventaja de este instrumento es que no requerirá la autorización de los parlamentos nacionales, como ha ocurrido con la ayuda a Grecia, y que podrá activarse por mayoría cualificada, lo que permitiría usarlo con rapidez. El inconveniente es la escasez de fondos disponibles, alrededor de 70.000 millones de euros para los próximos años, ya que no se puede superar el tope del presupuesto comunitario pactado por los 27 para el periodo 2007-2013.

Pendientes del BCE

Por ello, la activación de este fondo para rescatar a un país con problemas deberá ir siempre acompañada de la actuación del Banco Central Europeo (BCE) para resultar eficaz. El presidente de la autoridad monetaria, Jean-Claude Trichet, está dispuesto a emprender este tipo de actuaciones pero se ha enfrentado hasta ahora a las reticencias de la canciller alemana, Angela Merkel, aunque ésta ha suavizado su oposición tras los ataques especulativos de la semana pasada, de acuerdo con las fuentes consultadas.

Durante la cumbre del Eurogrupo, los líderes europeos resaltaron que respetan la independencia del BCE y que apoyarán sus actuaciones, pero no desvelaron qué medidas podría adoptar la autoridad monetaria para salir al rescate de un Estado con problemas para refinanciar su deuda. Según las fuentes consultadas, tres son las opciones alternativas o simultáneas que se barajan.

En primer lugar, el BCE podría comprar deuda pública del país en riesgo en los mercados secundarios para hacer que bajen los tipos de interés y estabilizar los mercados de deuda soberana. Los Tratados prohíben explícitamente al Banco adquirir deuda directamente de los países de la eurozona, pero los líderes europeos interpretan que esta prohibición no afecta a los mercados secundarios.

Además, la Reserva Federal Estadounidense ha recurrido a esta práctica abundantemente desde el inicio de la crisis financiera. De hecho, los mercados esperaban que Trichet anunciara el pasado jueves que iniciaría las compras de deuda pública y reaccionaron negativamente ante la falta de decisión.

La segunda posibilidad es que el BCE acepte como garantía colateral para dar préstamos o inyectar liquidez a los bancos la deuda pública del país amenazado incluso aunque las agencias de 'rating' la hayan rebajado a la categoría de bono basura. Es decir, se trataría de trasladar a otros Estados lo que Trichet ya hizo para Grecia el pasado 2 de mayo.

Finalmente, el Banco podría reanudar las inyecciones de liquidez a un año a los bancos, una medida excepcional que se adoptó al principio de la crisis financiera y que se retiró ya en diciembre.

Se desconoce si el Banco Central Europeo anunciará ya estas medidas tras la reunión del Ecofin del domingo, porque ello podría poner en cuestión su independencia. Pero los líderes del Eurogrupo (entre ellos el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero) insistieron el viernes en que el fondo de estabilización estará operativo ya el lunes para evitar una nueva semana negra en las bolsas.