Manama, Agencias

Las autoridades de Bahrein decidieron ayer imponer el estado de emergencia en ese pequeño reino del golfo Pérsico para intentar sofocar las protestas políticas de la oposición chií, que ayer causaron dos muertos y centenares de heridos.

La oposición chií, que representa a la mayoría de la población del reino, gobernado por una dinastía sunita, lleva cuatro semanas de protestas en las que comenzó exigiendo que se completen las reformas democráticas iniciadas en 2002 y ha llegado a pedir la instauración de la república.

La declaración del estado de emergencia, que durará en principio tres meses, se produjo 24 horas después de que Arabia Saudí y Emiratos Árabes enviasen un millar de militares y 500 policías, respectivamente, para reforzar los efectivos del Gobierno. La medida, muy polémica, fue criticada ayer con dureza por Irán. Estados Unidos reveló que fue informado de la asistencia militar a Bahrein, pero matizó que no fue consultado.

El rey de Bahrein, Hamad bin Isa al Jalifa, afirmó que la declaración del estado de emergencia pretende hacer frente a los disturbios «que han puesto en peligro los bienes y la vida de los ciudadanos».

La espiral de tensión en el país, reforzada por la llegada de tropas extranjeras, aconsejó ayer a las autoridades de EE UU pedir a sus ciudadanos que eviten viajar al país. En una muestra de hasta dónde están llegando las tensiones, ayer se difundió que el lunes un grupo armado con palos y cuchillos atacó la imprenta del único periódico de la oposición, «Al Wasat», en un intento de impedir su publicación.

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, afirmó ayer en París, en un encuentro con autoridades de los Emiratos Árabes Unidos, que la solución a las revueltas en Bahrein debe emanar de una reforma política creíble y no de un éxito militar.