El socialista François Hollande, presidente electo de Francia, protagonizó ayer con su rival electoral y aún presidente en funciones, el conservador Nicolas Sarkozy, un acto que carece de precedentes, ya que ambos presidieron, aunque sin especial cordialidad en sus gestos, los actos conmemorativos del 67.º aniversario de la capitulación nazi que, el 8 de mayo de 1945, puso fin a la II Guerra Mundial en Europa.

Los dos dirigentes rindieron homenaje al soldado desconocido bajo el Arco de Triunfo de la capital francesa y proporcionaron así una imagen histórica. En efecto, en 1995 el acto fue copresidido por el entonces presidente saliente, François Mitterrand, y su sucesor, Jacques Chirac, pero Mitterrand, muy enfermo, no se había presentado a las elecciones y Chirac había derrotado al socialista Lionel Jospin. En 2007, Sarkozy, que había vencido a la socialista Ségolène Royal, se negó a aceptar la invitación que le hizo Chirac para copresidir el acto.

Antes de reunirse con Hollande bajo el Arco de Triunfo, Sarkozy depositó una corona de flores ante la estatua del general Charles de Gaulle, héroe de la liberación de Francia del yugo nazi y mentor de la corriente ideológica, el gaullismo, de la que se reclaman aún los miembros del partido del presidente saliente, la UMP.

«Es el sentido de mi presidencia, quiero unir», declaró Hollande después del acto para explicar por qué aceptó la invitación de Sarkozy, con quien hace seis días protagonizó un tenso enfrentamiento en el debate televisivo previo a la segunda vuelta electoral del pasado domingo. En referencia a la campaña, el vencedor dijo: «Siempre es dura, y ésta lo fue muy especialmente».

Por su parte, el director de campaña de Hollande, Pierre Moscovici, aseguró que el presidente electo y la canciller alemana, Angela Merkel, encontrarán «un compromiso» sobre el acuerdo de disciplina fiscal y la manera de incluir un elemento de crecimiento en él para propiciar la salida de la crisis.

Precisó Moscovici que ambos líderes «hablarán de ello, y lo harán directamente», antes de añadir que aún no hay fecha precisa para la reunión entre ambos líderes, ya que, corrigió, no se le interpretó correctamente el lunes cuando indicó que Hollande y Merkel se verían el día 16, después de la investidura del presidente francés. «El día no está aún precisado», aclaró.

«La intención de François Hollande está clara y no ha cambiado», recordó Moscovici. «Consiste en reorientar la construcción europea en el sentido de que sea más favorable al crecimiento y por eso no ratificar ese tratado como está, sino completarlo por un elemento de crecimiento». Precisamente, ayer se anunció que la UE celebrará un Consejo Europeo extraordinario el próxima día 23 para debatir sobre crecimiento y avanzar posiciones ante la cumbre ordinaria de finales de junio.

Desde Alemania, Merkel, que habló por teléfono el domingo con Hollande, le escribió ayer una carta de felicitación por su victoria. En la misiva, la canciller hace hincapié en la importancia del eje franco-alemán, al asegurar que son París y Berlín quienes deben tomar las decisiones que necesitan la UE y la eurozona. «Nosotros debemos preparar a nuestras sociedades para el futuro y preservar y desarrollar la prosperidad de manera sostenible», afirma en la carta. Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE), a través del miembro alemán de su comité ejecutivo, Jörg Asmussen, advirtió a Hollande que el acuerdo de disciplina fiscal no debe tocarse: «Espero que Francia aplique el pacto presupuestario sin modificaciones», afirmó en una entrevista.