El Gobierno austríaco también recurrirá a una valla, en su frontera con Eslovenia, para controlar la llegada de refugiados, aunque insiste en que esta medida no significa bloquear el paso y hace todo lo posible por diferenciarla del cierre a cal y canto aplicado por la vecina Hungría.

De hecho, en una conversación telefónica con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, el canciller austríaco, Werner Faymann, concedió ayer que "las vallas no tienen cabida en Europa".

Horas antes, la portavoz comunitaria de Migración e Interior, Natasha Bertaud, había informado de que Austria no había notificado al Ejecutivo comunitario su intención de levantar la valla.

La decisión de Viena llega después de que las autoridades regionales alemanas de Baviera acusaran a Austria de enviar a miles de refugiados sin haberlos registrado y de manera incontrolada.

La ministra austríaca de Interior, Johanna Mikl-Leitner, respondió a esas críticas arguyendo que la ola masiva de refugiados de las últimas semanas tiene su origen en la promesa del Gobierno de Berlín de no devolver a los refugiados sirios al primer país por el que entraron a la UE, como establecen las normas comunitarias de asilo.

"Las señales producen efectos, y estamos sintiendo esos efectos" en la actual oleada migratoria, destacó Mikl-Leitner.

La titular austriaca del Interior recurrió el martes a un eufemístico "medidas de edificación" al describir la futura valla, pero ayer tanto ella como el resto del Gobierno llamaron por su nombre a lo que Austria va a construir en la frontera.

"No es una valla alrededor de Austria. Es una medida de seguridad técnica que no encapsula a Austria", aseguró Faymann.

Mikl-Leitner insistió en que no se trata de impermeabilizar la frontera, sino de tomar "precauciones" por si la llegada de refugiados se agrava en las próximas semanas. La responsable de Interior opina que en las últimas semanas algunos refugiados se han mostrado "más impacientes, agresivos y emocionales".

Pero son las críticas bávaras las que más han afectado a Viena. "El comportamiento de Austria no ha sido correcto en los últimos días", dijo ayer el ministro alemán del Interior, Thomas de Maizière, repitiendo las quejas ya hechas por el "land" más rico, por donde entran a Alemania los refugiados.

El primer ministro bávaro, Horst Seehofer, dio el martes un ultimátum a la canciller, Angela Merkel, para que hable con el Gobierno austríaco y tome medidas antes del domingo para frenar la ola de refugiados, que no entra en Austria con el mismo ritmo con que sale hacia Alemania.

Mientras tanto, la Agencia Sueca de Migración admitió que mantendrá en secreto sus planes para la ubicación de los peticionarios de asilo llegados al país ante la campaña de atentados incendiarios registrados en las últimas semanas contra albergues de refugiados.