China ha emprendido en los últimos días una escalada verbal en sus relaciones con EE UU, que ha coincidido, además, con el lanzamiento, el miércoles, de dos misiles por el régimen de Corea del Norte, su protegido. Uno de los misiles, de alcance medio, explotó al poco de iniciar el vuelo mientras que el otro cayó en aguas de exclusividad económica nipona.

La escalada verbal alcanzó ayer una cota más elevada cuando el régimen de Pekín denunció, a través de la agencia oficial Xinhua, que el escudo antimisiles de tecnología estadounidense que Corea del Sur proyecta instalar en su territorio amenaza la seguridad tanto de China como de Rusia y refleja "la ansiedad ruin de EE UU ante el declive de su hegemonía global", así como "el insaciable apetito de Washington por esa hegemonía y su vana ansiedad hacia un enemigo imaginario procedente de una China en ascenso".

Según Corea y EE UU, el escudo defenderá al Sur de la creciente agresividad del Norte, pero Pekín alega que responde al "motivo oculto" de vigilar el armamento chino y ruso.

Declaraciones agresivas y lanzamientos de misiles se producen sobre el telón de fondo de la disputa que enfrenta a China con Filipinas a propósito del control de ciertas áreas del mar Meridional, llamado por Pekín mar de la China y por Manila mar Occidental de Filipinas. El Tribunal Supremo chino rechazó el martes un arbitraje del Tribunal de La Haya que el pasado julio dio la razón a Filipinas. Ese mismo día, el Gobierno chino urgió al país a estar preparado para "una guerra del pueblo en el mar" para salvaguardar su soberanía.