Las acusaciones que EE UU y Rusia llevan lanzándose dos días a cuenta de su grado de implicación en el mantenimiento de la tregua siria amenaza con dar al traste con el alto el fuego, que ayer entró en su recta final con numerosas violaciones y sin que las partes hayan podido ponerse de acuerdo para que entrara ayuda humanitaria en zonas asediadas como la ciudad de Alepo.

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, advirtió el viernes que su Gobierno no cooperará militarmente con Rusia para bombardear posiciones del Estado Islámico (EI) y el Frente al Nusra hasta que la ayuda humanitaria comience a distribuirse a los miles de civiles sitiados, porque ése es un punto clave del acuerdo que ambas potencias alcanzaron hace una semana para que se respetara un alto el fuego de siete días en el país, al final del cual pondrían en marcha operaciones militares conjuntas.

El presidente ruso, Vladimir Putin, acusó ayer a Estados Unidos de no querer hacer públicos los detalles del acuerdo porque los norteamericanos "aun no son capaces de separar a la así llamada oposición moderada de aquella otra oposición semicriminal y de los elementos terroristas".

Según Putin, las tropas del régimen sirio, aliado de Moscú, están cumpliendo "plenamente" el acuerdo de alto el fuego; no así "los terroristas, que están tratando de reagruparse y mantener su potencial de combate".

El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, pidió a Kerry que las fuerzas de EE UU se involucren plenamente en el control del alto el fuego o Washington será responsable de su fracaso.

A última hora, Damasco y, después, Rusia denunciaron que un bombardeo de EE UU sobre posiciones del EI mató por error a decenas de soldados sirios, entre 60 y 80, dependiendo de las fuentes, en la ciudad de Deir al Zor, en el este del país. Washington no lo negó: "Es posible".