El líder de la ultraderecha holandesa, Geert Wilders, ha prometido en una entrevista televisiva cerrar las mezquitas de su país, a las que calificó de "templos nazis". Wilders, cabeza de lista del Partido Liberal (PVV), encabeza las encuestas para las elecciones generales del próximo 15 de marzo con unos apoyos que rondan el 23%. En su opinión, si no se cierran las mezquitas, los holandeses "habrán dejado de existir como pueblo a finales de este siglo".

El problema para Wilders es que ese porcentaje de apoyo en las urnas sólo le proporcionaría unos 35 de los 150 escaños del Parlamento holandés, muy lejos de la mayoría absoluta, establecida en 76. La casi totalidad de las formaciones políticas neerlandesas, a las que ahuyentan las posiciones fuertemente xenófobas del líder ultraderechista, ha establecido un cordón sanitario en torno al PVV, por lo que las posibilidades de que Wilders forme Gobierno son casi nulas.

"Recuperaremos los Países Bajos. Cerraremos las fronteras y dejaremos de entregar todo el dinero que estamos dando a los países extranjeros", dijo en referencia a Bélgica, Grecia, "África y los solicitantes de asilo". Muchos de los argumentos de Wilders presentan notables similitudes con los que emplean en sus discursos políticos como Marine Le Pen en Francia o Donald Trump en EE UU.

Wilders estimó que el islam es "peor que el nazismo" e insistió en que prohibirá el Corán, que comparó con el "Mein Kampf (Mi lucha)", de Adolf Hitler. "No vamos a ir casa por casa recogiendo los libros del Corán, por supuesto que no", dijo Wilders, quien admitió que "la gente se lo podrá descargar de internet", antes de asegurar que su partido pondrá fin a la "inmigración masiva de los musulmanes" en Holanda.

Sobre la negativa de sus rivales políticos a formar con él una posible coalición de Gobierno después de las elecciones, Wilders advirtió que "no les quedará más remedio que negociar" con su partido. "No se puede ignorar la voluntad de 2,5 millones de personas. Eso sería muy imprudente", desafió.

Las respuestas a su reto no tardaron en llegar. El primer ministro holandés, Mark Rutte, del partido liberal VVD (segundo en las encuestas, con un 15%), consideró que hay un "cero por ciento de probabilidades" de que su grupo forme Gobierno con el PVV de Wilders.

Otros grupos, como el Partido Socialista, los democristianos, los laboristas o Los Verdes también le han dado la espalda a Wilders, quien no ha dudado en afirmar que "habrá una revuelta popular" si las otras formaciones políticas le marginan del Ejecutivo holandés, porque "la gente sabrá" qué es lo que está pasando. Con todo, Wilders tuvo la precaución de precisar: "No tengo nada que ver con la violencia; tampoco haré que los tanques tomen las calles".