El petrolero iraní "Sanchi", en llamas en el mar de China, se hundió ayer ocho días después colisionar con un mercante. Los 32 tripulantes que iban a bordo se consideran desaparecidos en un siniestro que amenaza ahora con derivar en una catástrofe ecológica por el vertido de las 136.000 toneladas de crudo que llevaba la nave.

"Según las últimas informaciones de la Administración Pública Oceánica, el buque 'Sanchi' se hundió por completo", anunció ayer la agencia oficial china Xinhua. Poco antes, un responsable iraní anticipaba que no existían posibilidades de hallar supervivientes. Sólo se recuperaron tres de los cuerpos de una tripulación de 32 personas, iraníes en su mayor parte. "Los miembros de la tripulación del navío murieron durante las primeras horas después del accidente debido a la potencia de la explosión y a las emanaciones de gas", manifestó a la televisión estatal Mohammad Rastad, portavoz del equipo de rescate enviado por Teherán. "No hay esperanza de encontrar supervivientes entre los miembros de la tripulación", añadió.

El buque cisterna "Sanchi"se incendió el 6 de enero tras chocar con un mercante chino. El accidente se produjo a unos 300 kilómetros al este de Shanghái. Tras la colisión, el barco derivó hacia aguas japonesas. El petrolero de pabellón panameño se dirigía hacia Corea del Sur. Pertenece a la National Iranian Tanker Company, que administra la flota de buques petroleros de Irán.