Langreo, M. Á. G.

El pozo San Luis, en La Nueva, pasará a formar parte del catálogo de elementos con mayor protección del patrimonio regional. La Consejería de Cultura hizo ayer público en el «Boletín Oficial del Principado de Asturias» (BOPA) el inicio del expediente para declarar la antigua instalación minera langreana como bien de interés cultural, con la categoría de conjunto histórico. El Ayuntamiento tiene en marcha un ambicioso plan para convertir las primitivas instalaciones carboneras en un centro museístico que mostrará la evolución de la actividad minera. La casa de máquinas y la casa de aseos serán elementos centrales del futuro espacio expositivo, aunque la estrella del proyecto es el tren turístico minero, que conectará El Cadavíu con la caña del pozo San Luis, a través de un recorrido de unos dos kilómetros que discurre parcialmente por el interior de una galería minera.

Con la apertura del expediente para la declaración de bien de interés cultural (BIC), la primitiva explotación del valle del Samuño se suma al pozo Santa Bárbara de Turón, que la semana pasada se convirtió en el primer pozo minero asturiano al que se aplica la máxima categoría de protección patrimonial del Principado. El pozo San Luis, profundizado por la empresa Carbones La Nueva entre los años 1928 y 1930, afronta ahora la última etapa del proceso administrativo para ser el segundo BIC de la minería regional. Méritos no le faltan. Según la resolución hecha pública ayer por la Consejería de Cultura, el antiguo yacimiento langreano es «uno de los ejemplos más destacados del patrimonio cultural ligado a la minería asturiana, con elementos como la casa de máquinas o el castillete, que constituyen auténticos iconos de esta variante patrimonial en el Principado».

El escrito de Cultura también destaca el «excelente estado de conservación» de la maquinaria, como la máquina de extracción, fabricada por la casa Siemens en 1929, o los compresores, realizados por las firmas Wothington y Atlas Copco. Entre los edificios de la primitiva explotación, la resolución del Principado resalta la unidad compuesta por el castillete y la sala de máquinas, un edificio «de singular belleza que muestra en su fachada numerosas influencias de la arquitectura culta e introduce nuevos materiales y elementos decorativos que configuran un tipo de arquitectura industrial nada usual». El informe también hace hincapié en el valor paradigmático del castillete, «de 1930, que emplea una técnica, la de los perfiles de hierro roblonado, que fuera superada en los años centrales del siglo XX con el empleo de la soldadura, lo que añade a este elemento del pozo San Luis un decisivo valor testimonial».

Sin embargo, la valoración de bien de interés cultural no se detiene exclusivamente en el castillete y la casa de máquinas, rehabilitados por Fucomi desde 200 a 2008 a través de sucesivas escuelas taller. El informe enumera tres ámbitos diferenciados dentro del entorno protegido: la plaza del pozo minero, «donde se sitúa una valiosa gama de edificios que muestran la evolución de la explotación hullera y de los estilos constructivos de la arquitectura industrial en Asturias a lo largo del siglo XX (lampistería, casa de aseo, oficinas)»; la propia casa de máquinas y el castillete, como partes integrantes del núcleo de La Nueva; y el conjunto definido por el propio valle del río Samuño, con el pozo del mismo nombre, diferentes minas de montaña y tres vías férreas de comunicación.

De esta forma, la resolución regional delimita como conjunto histórico las instalaciones extractivas del pozo San Luis, aunque amplía el perímetro del entorno de protección cultural a todos los elementos patrimoniales e instalaciones extractivas existentes en el entorno del valle del Samuño.