Pola de Laviana, J. A. VEGA

¿Cómo pueden contribuir las familias a que sus hijos afronten la escolaridad y los estudios de la mejor manera posible? Sin duda esa es la pregunta del millón a la que intentaron poner respuesta Aida Terrón, profesora de Historia de la Educación de la Facultad de Formación del Profesorado y Silvia Fernández, psicóloga educativa y pedagoga terapeuta. La charla se celebró en el salón de actos del CIDAN en Laviana en un acto organizado por la Concejalía de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Laviana en colaboración con el Club LA NUEVA ESPAÑA en las Cuencas.

Las dos ponentes fueron presentadas por la concejala Inés García que comentó que la familia es la base para asentar los valores y el trabajo académico de los escolares. Silvia Fernández hizo una radiografía de la situación, mencionado los factores que influyen como la incorporación de la mujer al mercado de trabajo en las últimas décadas, la aparición de nuevos modelos de familia y el despegue de la sociedad de consumo con la irrupción de ordenadores y teléfonos de nueva generación. Para la psicóloga, estos factores han derivado en unas consecuencias como de los «niños llave» que no tienen a ningún progenitor cuando llegan a casa y la domesticación del ocio que depende cada vez de los bienes de consumo, lo que termina deteriorando las relaciones intrafamiliares. Fernández destacó también la delegación de responsabilidades por parte de los padres en otras instituciones.

«Enseñar, educar, formar y corregir» son las cuatro recomendaciones pero «siempre con cariño y razonamiento ajustado a la edad del niño», destacó. Eso se consigue con disciplina, que no castigo. Además, señaló que los padres deben educar a sus hijos en valores, porque es importante destacar la responsabilidad, el esfuerzo, el respeto a los demás y la autonomía personal. Por eso tienen que dar importancia al proceso de aprendizaje y no delegar sus responsabilidades.

Aida Terrón comenzó su intervención recordando que a veces la pedagogía es cuestión de sentido común, de cómo actuamos diariamente. Subrayó que el entorno afecta a la forma en la que se educa, así que ante los cambios que se están produciendo «los padres nos sentimos tan desprotegidos que no sabemos cómo actuar». Para Terrón, los padres deben hacer una estrecha alianza con la escuela y crear una dinámica para ponerse de acuerdo. «Tenemos que hacer un matrimonio entre padres y escuela porque hay un hijo en común», por lo que se hacen necesarios espacios de colaboración y compromiso, dijo. Y apostó por esa relación porque «ni el mercado ni los políticos van a acudir en nuestra ayuda» ya que sus intereses pasan por vender ordenadores y zapatillas deportivas sin respetar a un sistema educativo público y de calidad.

La profesora de Historia de la Educación apuntó que es necesaria la perseverancia y que los padres se lo tomen en serio y traten de contribuir a formar personas responsables. Y hay una manera sencilla que pasa por estar atentos a la escolaridad, hablando de lo que pasa en el aula, lo que fomenta el pensamiento narrativo y servirá para ordenar la cabeza, elaborar lenguaje y pensamiento.

El primer suspenso es una llamada de atención que no se puede pasar por alto. Por eso Terrón comentó que hay que hablar con los profesores, reforzar y explicar a sus hijos que pueden recuperarse con ayuda y van a tener éxito. Es importante hacerles ver que «saber y aprender es importante y da felicidad». La profesora de Historia de la Educación finalizó su intervención insistiendo en que todos podemos y debemos ayudar en la educación de los hijos porque «otros no lo harán por nosotros».