Sotrondio,

Miguel Á. GUTIÉRREZ

La paralización de la producción en Bionorte -la planta de biodiésel asentada en el polígono de La Florida- ha dejado tocadas a las empresas que recogían aceites vegetales usados para que fueran convertidos en biocarburantes en la factoría ubicada en Sotrondio. Las dos compañías asturianas afectadas, que suministraban a Bionorte unas 1.600 toneladas de aceite al año procedente principalmente de negocios de hostelería y domicilios particulares, han tenido que buscar destinos alternativos fuera de la región, ya que la planta de Sotrondio era la única que producía en Asturias. Además de incrementar sus costes de transporte, estas dos firmas (Ecogestión del Norte y Pumariega) se enfrentan a la incertidumbre que pesa sobre el sector, que no cuenta con una normativa que proteja la producción nacional, como ocurre en otros países de Europa.

La decisión de Bionorte de paralizar la actividad despedir a la mayor parte su plantilla (actualmente sólo quedan dos de sus 13 trabajadores realizando tareas de mantenimiento) se debe a la brutal caída de las ventas, derivada de la competencia de los biocarburantes llegados de países como Argentina, Indonesia y Malasia, donde la producción está fuertemente incentivada por subvenciones estatales. Además, el sector se ha visto fuertemente castigado por el nuevo impuesto al biocombustible aplicado por el Gobierno español desde el pasado 1 de enero.

La situación de Bionorte y del sector de los biocarburantes en general amenaza con provocar un efecto dominó en sus suministradores. Así lo explica Agustín Díaz, gerente de la firma Ecogestión del Norte, asentada en Oviedo y que tiene siete trabajadores. «Lo que ha pasado con Bionorte es un golpe importante porque ahora no quedan compradores en Asturias. Nosotros recogíamos unas 600 toneladas al año de aceites para ellos, que ahora vendemos a una planta de Zamora que está gestionada por asturianos». Díaz subrayó el «coste añadido» que supone tener que transportar el producto más lejos y mostró su preocupación por la situación de los biocombustibles en España. «Antes había una plata de biodiésel o dos por provincia y ahora se pueden contar con los dedos de las manos», remarcó.

En una línea similar se expresó Ángel Pumariega, gerente de la empresa Pumariega Gestión, que da trabajo a 13 personas y está ubicada en el polígono de Porceyo. «En nuestro caso suministrábamos unas 950 toneladas de aceites a Bionorte; ahora hemos tenido que buscar clientes en Galicia y Castilla y León cumpliendo con la norma de vender este producto en la zona más cercana del lugar donde de genera. Era una riqueza que se generaba aquí y que ahora se va fuera». Según Pumariega, las firmas de recogida de aceites cumplen la función de reciclar un residuo, «pero será difícil cubrir ese cometido si no tenemos compradores». También se mostró esperanzado sobre el futuro de Bionorte. «Espero que las circunstancias mejoren y puedan reanudar la actividad».

El descenso de producción en Bionorte ya se percibió a lo largo de todo 2012. En los primeros meses del año, la planta generaba, a partir de los aceites reciclados, 600 toneladas de biodiésel. Desde el verano, el volumen cayó hasta las 100 toneladas al mes. En otoño, la firma decidió reducir un 75 por ciento la producción y aplicar un expediente de regulación temporal de empleo para sus 13 trabajadores, aunque finalmente tuvo que optar por paralizar la actividad.