Hace 48 años que el langreano Enrique Fernández Prado decidió emigrar a México y hoy es toda una leyenda, tanto deportiva como empresarial. Por eso, la asociación "Langreanos en el Mundo" no dudó en otorgarle su premio anual que ayer recibió durante un solemne acto en las instalaciones del Langrehotel. Fernández Prado fundó en ultramar su propia empresa, Compañía Manufacturera Asturias, y fue propietario de un equipo de fútbol el Atlético Celaya, que llegó a jugar en primera división. Además de este premio, "Langreanos en el Mundo" también concedió la distinción de socios de honor a la firma Alimentos El Arco.

El acto de "Langreanos en el Mundo" tuvo unos momentos de homenaje para aquellos socios destacados que fallecieron en los últimos meses, como José Antonio Arechaga, Rufino Roces, Honorino Montes y Rafael Velasco. "Hoy se siente su ausencia", decía el presidente de la asociación, Florentino Martínez, durante el discurso inaugural, en el que también honró la figura del langreano homenajeado. Fernández Prado, por su parte, aseguró que "que te den un premio en tu pueblo es lo máximo que le puede ocurrir a cualquier persona, es como un premio al final de la vida". El empresario nació en el barrio Triana, en El Puente, pero se trasladó al poco tiempo hasta Ciaño, donde pasó sus primeros años. Después recalaría en Córdoba por cuestiones familiares, aunque acabó regresando a Asturias donde terminó la carrera universitaria. Después comenzaría su futuro empresarial en México, aunque nunca dejó de lado al Principado. "Llamé a mi empresa Asturias porque aunque resida en México, soy langreano y asturiano", explicaba ayer, señalando que "volví a pisar la tierrina a los tres años y medio, en los años 70 también vine un par de veces, pero a partir de 1982 no he faltado ningún año, siempre en verano".

La distinción de socio de honor para Alimentos El Arco fue recibida por Emilio Álvarez, director adjunto de esta empresa langreana que es una activa colaboradora con la asociación. "Colaborar con 'Langreanos en el Mundo' es un deber moral, porque no se puede entender Langreo sin el fenómeno de la inmigración". Al acto también acudió el embajador de España en Austria Yago Pico de Coaña, quien aprovechó su tribuna para hablar del drama de los refugiados, destacando que "huyen de lo que nosotros huimos en el pasado, un conflicto civil, por lo que no se debería juzgar a los que pretenden emigrar para tener una vida mejor".