Aún viven en el recuerdo, con sus ropajes negros, el barreño de zinc sobre la cabeza y esa fortaleza proverbial que les permitía recorrer a diario los pueblos cercanos. Como punto de origen, el puerto de Ortiguera, donde recogían hasta más de 20 kilos de pescado, con el objetivo de repartirlo puerta a puerta por las localidades de la zona. Las pescaderas eran las encargadas de que, hace más de medio siglo, muchos pudieran disfrutar de los frutos del mar. Su oficio ya no existe, pero ha dejado una profunda huella en los pueblos ligados a la mar. Por esa razón, el Ayuntamiento de Coaña, en colaboración con la asociación cultural «Amigos del Mar» y con la Asociación de Vecinos de Ortiguera, ha aprovechado la celebración del «Día del Mar» para ofrecerles un sentido homenaje, en reconocimiento a su heroica labor en tiempos difíciles.

«Eran personas que llevaban el sustento principal a casa, o una aportación que venía muy bien», destaca Bernardo Méndez, hijo de pescadera, quien cuenta cómo llevaban el pescado a los concejos de montaña: «se subían en los camiones que iban hasta Villayón, y por allí caminaban por Valdedo, Ponticiella...».

Pepita de Bernarda, América de «Cá» Rosa, Carmen García, Amadora, Raquel del Corral, Rosenda de Clemencia... y, como ellas, una larga lista de mujeres que lograban realizar las labores del hogar al mismo tiempo que conseguían un sustento llevando el pescado. En la Casa de Cultura de Ortiguera se ensalzó la figura de todas ellas y se entregaron ocho rosas azules como obsequio a las que aún pueden recordar aquellos días.

«En Ortiguera, el peso del hogar recaía sobre las mujeres», afirma Victoria Carrera, quien añade que «suponía mucha responsabiliad y, al mismo tiempo, soledad». Las mujeres agitaban grandes paños en los acantilados, despidiendo a los marinos que se hacían a la mar, quedándose solas, y entonces tan sólo su trabajo podía sacar adelante a su familia. De ahí que muchas decidiesen repartir pescado para poder ganarse el pan.

Jose María Quintana evoca los tiempos en los que iba con su madre a vender el pescado y cómo, bajando de Villayón por Oneta, de vuelta a casa, su madre cambiaba el pescado por chorizos o por morcillas. «Ella decía que había que hacer tres potes de caldo con esta morcilla».

Ortiguera también reconoció el mérito de los subcampeones de España en pesca submarina, Félix Fernández, Manuel García y Manuel Fernández. El «Día del mar» tocó a su fin con el concierto del coro «Las Almenas», del también pueblo pesquero de Puerto de Vega, y con una espicha popular.