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Belmonte revela la evolución del paisaje desde el Neolítico hasta la actualidad

Los arqueólogos muestran en talleres los hallazgos que han realizado desde hace seis años en Vigaña de Arceo, Linares y Castañera

Sofía Rodríguez y Candela Ruipeláez preparan el barro para cubrir las paredes de la cabaña neolítica. S. ARIAS

El entorno de Vigaña de Arceo, Linares y Castañera, en Belmonte de Miranda, es un lugar clave para comprender la historia y la evolución del paisaje de Asturias en las zonas de montaña desde el Neolítico hasta la actualidad. Es una de las conclusiones de las excavaciones del grupo de investigación de arqueología agraria que dirige Margarita Fernández Mier, que en la campaña llevada a cabo el pasado mes de julio descubrió una necrópolis de la Alta Edad Media en la iglesia de Linares, compuesta por 24 tumbas de laja. "Esta excavación va a dar mucho de sí", sostiene Fernández Mier.

Tras seis años de trabajo en las parroquias belmontinas, los arqueólogos han descubierto la primera cabaña neolítica documentada en Asturias. Una construcción situada en las cercanías de Vigaña de Arceo, con más de 6.000 años de antigüedad. Las siguientes campañas arrojaron luz sobre un castro de la Edad del Hierro, datado entre el siglo VII antes de Cristo y el I después de Cristo. Y en ellas se halló una espada del siglo VII, en un enterramiento donde también se alojaban piezas del ajuar del arma. A estos estudios se suma ahora la necrópolis de la iglesia de Linares. Estos avances continuarán el resto del año a través de los análisis de laboratorio.

"Este yacimiento es el más importante de Asturias porque nos permitirá buscar el enlace entre el asentamiento neolítico, el castro de la Edad del Hierro y la necrópolis altomedieval para ver cómo se gestó el paisaje actual de forma diacrónica y cómo se fue transformando", detalla Fernández Mier. Los resultados evidencian que la zona tuvo poblamientos dispersos desde el Neolítico hasta hoy, que se fueron abandonando al tiempo que los habitantes se concentraban en Vigaña de Arceo y en Castañera.

Uno de los objetivos de las próximas campañas será localizar el asentamiento altomedieval de Linares. Durante los próximos meses los arqueólogos realizarán labores de laboratorio para determinar, entre otras cuestiones, la datación precisa de la necrópolis y de las 24 tumbas. Un trabajo basado en la prueba del carbono 14.

Aún queda mucho trabajo por delante "y hay poco dinero", matiza la arqueóloga. De momento, el próximo septiembre se publicará el primer artículo científico sobre la excavación de Belmonte.

Pero los arqueólogos también quieren difundir sus descubrimientos entre el público. A este respecto, ayer realizaron en Vigaña de Arceo un taller, que se repite hoy, sobre arqueología agraria, financiado por el Ayutamiento de Belmonte, que este año también dotó las excavaciones de una partida presupuestaria para profundizar en el pasado del concejo.

En el taller, los que mejor se lo pasaron fueron los más pequeños, quienes disfrutaron construyendo una cabaña neolítica, haciendo figuras de cerámica y amasando el pan de escanda. Estas actividades contaron con la colaboración de La Ponte-Ecomuséu de Santo Adriano. Además de aprender los modos de vida de antaño, los niños se pintaron tatuajes prehistóricos con témperas.

"Lo que más me gustó fue trabajar el barro para hacer las paredes de la casa, hicimos unos rulos que se mezclan con paja y luego se pone un poco húmedo", comenta Héctor Martínez.

A Lucía Álvarez lo que más le gustó fue hacer vasijas de barro. "Es divertido, me hubiera gustado tener una vida prehistórica", asegura. A Lucía del Valle lo que más le impresionó fue saber que las morcillas están hechas de sangre, "y eso que me gustan". Los pequeños también se metieron en la cocina con Maruja Rodríguez y Nieves Álvarez, quienes les enseñaron a amasar el pan y a rellenarlo con chorizo y panceta para hacer bollos preñaos. En cuanto salieron del horno, volaron. "Está muy rico", decía Itcia Calvo.

Si los niños estaban encantados, los padres más. Y es que, además de pasar un día al aire libre, entretenidos y jugando, los pequeños aprendieron muchas cosas sobre la historia. "Nos pareció interesante porque no son cosas que se hagan mucho con los críos, se diviertieron, aprendieron y pasaron un día diferente", comenta Paco Calvo, de Madrid. Lo mismo opina Mar Ruiz, de Tarrasa (Cataluña). "Nos sorprendió que hubiera esta actividad y es una experiencia nueva que van a disfrutar un montón".

Uno de los objetivos principales del grupo de investigación de arqueología agraria es divulgar sus estudios. Y lo hace por todos los rincones del mundo en congresos especializados, pero también estima necesario hacerlo en casa, para el público más cercano. "Queremos que se entienda lo que hacemos y cómo, para evidenciar la importancia de saber de dónde venimos y el cuidado de nuestro patrimonio", concluyó Fernández Mier.

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