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El pulpo con etiqueta tiene mercado

Las cofradías certificadas con el sello de sostenibilidad trabajan en un plan de comercialización de la especie, para la que ya hay distribuidores interesados

Un pescador muestra un ejemplar. G. GARCÍA

El pulpo de la costa occidental asturiana es único en el mundo desde la semana pasada, cuando la captura artesanal de esta especie recibió el sello de sostenibilidad Marine Stewardship Council (MSC). Con la certificación del producto desde el mar hasta la lonja, los pescadores de las cuatro cofradías unidas en este proyecto siguen trabajando. Su objetivo ahora es avanzar en la siguiente fase, la que lleve el pulpo occidental hasta la mesa del consumidor. Es por ello que, antes de que finalice el mes, deben rematar un proyecto de comercialización del cefalópodo, para llevarlo a los mejores mercados.

"Tenemos algo único. Ahora estamos trabajando para darle salida", explica Adolfo García, patrón mayor de la cofradía de pescadores de Puerto de Vega. Es esta agrupación, junto con las de Ortiguera, Viavélez y Tapia de Casariego, las que han sido certificadas por el prestigioso sello MSC. Señala García que varios mayoristas del entorno se han puesto manos a la obra para certificarse y poder comercializar el producto. También hay contactos con otras empresas. "Se calcula que un quince por ciento de los consumidores tiene muy en cuenta este tipo de etiquetas. Y son demandadas por los grandes distribuidores", asegura el patrón de Puerto de Vega.

Entre las cuatro cofradías se capturan, de media, entre 90 y 120 toneladas de pulpo por campaña. El periodo de explotación de esta especie en la comarca va del 15 de diciembre al 15 de julio. A partir de ahora, el pulpo MSC se subastará en las lonjas junto al no certificado, quedando a elección del comprador cuál llevarse. "En un futuro determinaremos si es mejor reunir todo el pulpo MSC en una sola cofradía o seguir vendiéndolo en las cuatro", apunta Adolfo García.

Una auditora independiente ha trabajado durante un año y medio para analizar la pesquería del pulpo en el Occidente. Entre las fortalezas que ha encontrado se encuentra el alto grado de cumplimiento por parte de los pescadores de los planes de explotación, el impacto mínimo de las nasas en el medio marino, el número de descartes, también poco significativo, y el inapreciable riesgo de la actividad pesquera para especies protegidas. También destaca la "muy buena relación y el entendimiento entre las partes interesadas", así como el hecho de que "los cambios en la regulación se hagan por consenso".

El informe recoge, del mismo modo, ciertos aspectos a mejorar en la captura de este cefalópodo, como son la falta de datos a largo plazo sobre el pulpo, lo que supone "una de las principales limitaciones para mejorar la comprensión de sus tendencias demográficas". Es por ello por lo que se afirma que, gracias a esta etiqueta, "la información y conocimiento sobre las poblaciones de pulpo se podrá mejorar".

El informe también detalla las propiedades de la flota que captura esta especie: suelen ser embarcaciones de entre seis y doce metros, con casco de madera o poliester, en los que trabajan dos o tres personas: el propietario de la nave y ayudantes. El arte es la nasa, una trampa hacia la que se atrae al pulpo con un cebo.

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