Una menor recibe, como regalo de primera comunión, un teléfono móvil con conexión a la red. Poco a poco, creció su dependencia de las redes sociales y los servicios de mensajería, hasta aislarse, comportarse de forma violenta y caer, finalmente, en una adicción, que requirió de un tratamiento psiquiátrico. Este es uno de los casos que, junto a otro de violencia de género, los alumnos de cuarto curso de Secundaria del Noroccidente deberán analizar y debatir, en el cuarto encuentro "Bioética en las aulas", que promueve el comité de ética del área sanitaria I. Ya trabajan con el material en clase, y el 1 de junio expondrán sus conclusiones.
"En esta ocasión, se trata de casos menos sanitarios que en otras ediciones, pero creemos que una de las funciones del comité es colaborar y fomentar la discusión de temas que están en la sociedad, aunque a veces resulten complejos de abordar", explica Rosa Mesa, presidenta del comité.
De hecho, ambos están relacionados entre sí, y afectan de forma directa a los propios jóvenes. "Un dato sorprendente es que en 2015, el 21 por ciento de las mujeres menores de 25 años habían sido víctimas de violencia de género, frente al 5 por ciento de media en toda la población", subraya Mesa, que considera que se trata de un tema que debe hacer reaccionar al entorno, las familias y los centros educativos.
Así, los alumnos de los institutos de Navia, Tapia y Vegadeo deberán debatir sobre si el uso del móvil debería regularse o no, incluso prohibirse, en ciertos espacios, o si esas nuevas tecnologías sirven como mecanismo para facilitar el control y el acoso, por ejemplo, en el caso de las parejas. Después, lo pondrán en común y comunicarán sus conclusiones a la sociedad, en el encuentro que tendrá lugar en Tapia. El proyecto "Bioética en las aulas" recibió el pasado año un premio nacional por su labor, uniendo educación y sanidad.