Como entre bomberos es cosa de buen estilo no pisarse la manguera, los empresarios taurinos de fuste de este país -habrá que esperar a ver qué hace alguno de fuera- parecen dispuestos a no pujar por la concesión de la plaza de toros de El Bibio: a Zúñiga lo que es de Zúñiga. ¿Y qué le debe el Gijón taurino a Zúñiga? Haber levantado la Feria de Begoña con carteles de primera. Y haber puesto a la ciudad en el mapa taurino, puntal exclusivo de una región donde ya sólo Gijón mantiene encendida la llama de Cúchares. Dejar la puerta abierta a la posibilidad de reducir el número de festejos no es mala decisión municipal en los tiempos que corren, a la vista de los costes y el oleaje antitaurino. Seguro que el futuro gestor de la plaza, con muchas papeletas de que vuelva a ser el actual, verá con buenos ojos reducir gastos si le van a cobrar más caro hasta el pasodoble.