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Xuan Xosé Sánchez Vicente

Contra el empleo y el bolsillo

Sobre el Presupuesto pactado por el PSOE e IU

PSOE e IU han pactado lo que es hasta ahora un feto de presupuesto: para que se transforme en presupuesto ha de ser fecundado por Podemos. No hay aún más que un embrión, es cierto, pero lleva ya los genes específicos de sus progenitores: nuevos impuestos: sobre las bolsas de plástico de las tiendas, sobre los residuos industriales, y otro de unos tres euros por familia anuales porque no somos capaces de comernos las latas ni los restos de comida y lo echamos a la basura. Ya nos cobran por ello, pero ahora nos van a exigir un poco más, para que sepamos quién manda.

Claro que el pretexto de todo ello es favorecer -dicen- el medio ambiente, pero no lo crean ustedes: el objetivo, sobre recaudar e imponer, es el de ximielgar la bandera verde, que es para ellos una bandera "ideológica" y, por tanto, creen, un banderín de enganche. Menos mal que, por lo menos, nos hacen reír, como siempre, con sus argumentos. Efectivamente, ahí tienen tanto a don Gaspar Llamazares como a doña Dolores Carcedo asegurando que esos nuevos impuestos "no tienen afán recaudatorio", como si todos los impuestos no lo tuviesen. De no ser así, de no sacar los cuartos del bolsillo del ciudadano, no serían impuestos.

(Todo ello, además, oculta un problema que enfrentarán los asturianos antes de un lustro: la saturación del vertedero de Cogersa, que requiere como única solución real una incineradora y que, entre jueces y dogmáticos contra ella, como IU y otros, impiden. Ya verán cómo, cuando llegue el momento del colapso, las culpas serán de otros).

Recordemos que somos prácticamente la comunidad autonómica con los impuestos más altos de toda España: en sucesiones, en recargo sobre los carburantes, en IRPF. Tenemos un discutible -y pleiteado- impuesto sobre las grandes superficies y otro sobre los depósitos bancarios, que volverá a activarse. En una palabra, los ciudadanos asturianos somos los más exprimidos del conjunto de España, y, ahora, un pelín más.

Hay que dejar patente que, contra lo que se argumenta por quienes imponen los impuestos o los suben, algunos de estos impuestos, los que van sobre la actividad económica, inciden siempre sobre el ciudadano, pues las empresas, lejos de comerse los nuevos costos, los trasladan siempre -como, por otra parte, es ley económica- al particular.

Todos esos impuestos sobre las empresas, mayores o menores, destruyen empleo, disuaden de crearlo o, simplemente, hacen desaparecer las empresas. Lo ha destacado la UGT recientemente, al tener noticia del impuesto sobre las industrias, y ha manifestado su disgusto por ello. Y si es así en las grandes, piénsense en las pymes y mini pymes -la mayoría de nuestras empresas-, en lo difícil que les es sostenerse y la práctica imposibilidad que tienen de crear empleo o de hacer contratos de larga duración, no solo por la incertidumbre y volatilidad de la economía, sino por ignorar los costos finales de un despido, con un derecho laboral judicializado.

Si, además, pensamos que el discurso de algunas de las nuevas mayorías o semimayorías municipales tienen un discurso de hostilidad hacia las empresas y las decisiones empresariales -piensen en el caso carbayón, por ejemplo-, no es difícil entender que se paralicen las decisiones de inversión o contratación, y que quienes, desde fuera, estaban pensando venir aquí, lo dejen para otro momento. Y es que para una parte de la izquierda -la que podríamos llamar la "izquierda milagrera"-, la riqueza sale de ningún sitio, cae, como el maná, del cielo, sean cuales sean los obstáculos que se pongan a su creación.

De hecho, creen vivir en aquella tierra de Jauja de Marirreguera: "Les parres dan-yos vinu a cantaraes, / son la fruta más ruin melocotones? / [les tierres] dan tantes paciones / y revicia el ganáu tantu nelles, / que antes d'un añu paren les nuvielles".

Algo parecido, pero siempre contra el bolsillo del ciudadano y contra el empleo. Por cierto, si se suma Podemos, habrá nuevas exacciones: son los genes de esta castra.

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