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Geólogo

De los combustibles fósiles, el cambio climático y la transición energética

No es mi intención discutir sobre el actual cambio climático y la influencia de las actividades antrópicas en dicho fenómeno. Los geólogos sabemos, desde siempre, que el planeta pasa y ha pasado por periodos geológicos con distintos climas y concentraciones de gases en su atmósfera; y la vida y el nivel del mar han ido adaptándose y cambiando. Así, en el Cretácico superior (hace unos 60 millones de años), la atmósfera contenía unas 2.000 ppm. (partes por millón) de CO2 y los océanos tenían un nivel mucho más elevado que ahora. No existía, por ejemplo, América del Norte ni la mitad oriental de la actual España. Hoy día la concentración atmosférica de CO2 está alcanzando las 400 ppm. desde las 350 ppm. que había en la época preindustrial.

Por otro lado todos los geólogos consideramos que existe una clara relación entre el modo de vida de nuestra especie y nuestras las actividades económicas por un lado y el incremento de CO2 en la atmósfera, con el consiguiente aumento de temperaturas por el efecto invernadero que produce este gas (junto con otros, como el metano CH4).

Dicho esto, quisiera aportar algunos datos que permitan conocer el fenómeno del calentamiento global con mayor profundidad para poder abordarlo de una forma más técnica y eficaz. En mi opinión, las soluciones que hoy se plantean, siendo necesarias, no son suficientes para atajar el problema y están desenfocadas.

Los movimientos ecologistas pretenden, de forma voluntarista, sustituir la energía procedente de los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón) que hoy representan el 70% de la energía primaria mundial consumida por una energía procedente 100% de sistemas renovables. Nótese que se confunde la energía primaria consumida (toda la energía utilizada por el hombre en sus diferentes actividades) con la generación de energía eléctrica que es para lo que sirven las energías renovables y que solo constituye una parte de nuestro consumo. La sustitución, en la generación de energía eléctrica, de centrales térmicas de carbón por otras de gas natural o por energía solar o eólica es importante pero es solo una parte del problema global.

Así, por ejemplo, el mundo produce en la actualidad unos 1.700 millones de toneladas de acero al año, para lo cual es imperativo quemar unos 300 millones de toneladas de cok (que proviene de unos 500 millones de toneladas de carbón coquizable) con la consiguiente expedición de CO2 en ambos procesos. Este acero tendrá múltiples usos, desde una batería de cocina al fuselaje de un avión o las vigas de nuestras casas. Otro ejemplo sería la producción mundial de cemento, tan necesario para la construcción de edificios e infraestructuras de muchos tipos (presas, túneles, puentes, etc.). Se estima que la industria cementera es responsable del 5% de las emisiones de CO2 globales, consecuencia de las reacciones químicas necesarias para producir los 1.000 millones de toneladas de cemento que se utilizan cada año (aproximadamente, se inyecta en la atmósfera 1 tonelada de CO2 por cada tonelada de cemento producida). No parece que estos dos sectores vayan a disminuir su actividad y su peso en la economía mundial en el futuro, más bien al contrario.

Otro sector importantísimo es el transporte que se basa, fundamentalmente, en el petróleo y sus derivados (gasóleos, gasolinas, fuel, etc.). Se realizan cada día unos 50.000 vuelos de avión con unos siete millones de pasajeros, sin considerar los grandes aviones de carga que mueven permanentemente mercancías por el aire (sí, esas cerezas chilenas que nos ofrecen en Navidad las fruterías fuera de temporada, por ejemplo); 300.000 grandes barcos (petroleros, metaneros, buques de cabotaje, trasatlánticos, flotas pesqueras, buques militares de las distintas armadas, etc.) circulan permanentemente por los océanos transportando viajeros y mercancías de una punta a otra del globo; el número de unidades de maquinaria pesada (para construcción de carreteras, minería, unidades militares blindadas de nuestros ejércitos, etc.) es abrumador; el transporte ferroviario en el mundo está en su mayor parte sin electrificar. Todas estas actividades son difícilmente sustituibles por maquinaria eléctrica (por cuestiones de potencia) y continuarán funcionando con combustibles fósiles. Se observa, eso sí y al menos en los buques, una tendencia que se va incrementando a la sustitución de los motores actuales por otros de gas natural.

A menudo en entrevistas televisivas, artículos de prensa, etc. se utiliza el concepto del 100% de energía renovable que es, a todas luces, imposible. La realidad, tozuda, circula por otros caminos: Entre usted, lector, en internet y descargue cualquiera de las muchas páginas oficiales dedicadas a estadísticas energéticas (World Energy Council, International Energy Agency, British Petroleum, Banco Mundial, etc.); estúdielas con objetividad y se dará cuenta de la colosal magnitud del problema y de su irresolubilidad en el futuro cercano (hasta 2050). Me gustaría señalarle varios hechos que se desprenden de ellas:

A).- El consumo de energía primaria en el mundo era, a finales de 2014, de unos 13.000 millones de toneladas de petróleo equivalente (toe).

B).- Para una población global de unos 7.500 millones de habitantes, eso supone 1,73 toe por persona y año (unos 2.500 litros de petróleo equivalente por persona y año).

C).- Siendo la cifra anterior muy importante, es engañosa. En realidad solamente en los países occidentales desarrollados se consume energía de una forma que a mí me gusta calificar de "desaforada". En efecto, unos 1.200 millones de personas (la población de Estados Unidos, la Unión Europea, Australia, Canadá y Japón) son responsables de un 60% del consumo mundial de energía primaria. En Occidente consumimos, por tanto, unas 6,5 toe por persona y año (sí, lector, usted, yo y cualquiera de nuestros compatriotas consumimos unos 9.300 litros de petróleo equivalente al año, ¡casi 800 litros al mes!).

D).- El mix energético primario mundial actual está soportado, como se ha dicho, en un 70% por petróleo, gas y carbón. Solamente un 6% de la energía eléctrica consumida en el mundo se obtiene, hoy en día, a partir de las energías renovables, incluyendo entre ellas la energía hidráulica.

E).- Por último, un par de datos sobre mejora de la eficiencia en el vertido de CO2: Actualmente, la producción de CO2 está en 2,75 toneladas por toe. Hace 50 años (1965) este parámetro era de 3,11 toneladas de CO2 por toe. Es decir, en 50 años se ha mejorado la eficiencia en el uso de la energía en un 12%. Sin embargo, desde 1995 (hace 20 años) este parámetro no ha variado sustancialmente.

Vistos los hechos, deben hacerse un par de proyecciones de cara al futuro:

1).- En 2050, de acuerdo con estimaciones realistas, el mundo estará poblado por unos 9.000 millones de personas (un incremento del 20% respecto a la población actual). Esta previsión es fiable considerando que, en la década de los 50, la población mundial era de unos 5.000 millones por lo que, en 60 años, se ha incrementado en 2.500 millones. Así pues, otros 1.500 millones en 35 años parece incluso escaso.

2).- De esa población, se prevé que unos 4.000 millones de personas vivirán en el conjunto de países desarrollados y, por tanto, serán consumidores "desaforados" de energía (recuerde, lector, ¡9.300 litros de petróleo equivalente por persona y año!, si no se incrementa). Serán los países ya citados más Rusia, China, India, Brasil y Sudáfrica, al menos. De estos últimos, deberemos seguir con atención la evolución demográfica y económica de China e India que serán determinantes en el futuro desde el punto de vista del incremento de consumo de energía primaria y de la expedición de CO2.

3).- Este incremento en la población mundial y la mejora económica de los países hoy en vías de desarrollo implica que la producción y consumo mundial de energía primaria se situará, en 2050, en unos 16.000 millones de toe (un 23% de incremento). Dadas las circunstancias y de acuerdo con las proyecciones más fiables (en general, suelen coincidir), el mix energético no variará mucho con un 60% de gas, petróleo y carbón. Las energías renovables sustituirán al carbón en la producción de energía eléctrica pero representarán únicamente un 15% del mix energético en 2050.

En mi opinión, todo los esfuerzos que se realicen para sustituir la producción de energía eléctrica con carbón por centrales de gas o energías renovables (solar, eólica, maremotriz, biomasa, etc.), el incremento de la producción eléctrica con energía hidráulica, las mejoras en eficiencia energética en todos los sectores, la mejora de calefacciones, aislamientos térmicos, etc. serán bienvenidas pero, desgraciadamente, no serán suficientes para cambiar el actual estado de cosas.

Así pues, el mundo se ve abocado a una producción de CO2 en incremento permanente a lo largo del próximo medio siglo y nuestros esfuerzos deberían centrarse no tanto en intentar descarbonizar el mix energético (que también, en la medida de lo posible) sino en realizar una intensa labor de I+D que nos permita adquirir tecnologías para capturar en origen el CO2 producido en los procesos industriales, el transporte, etc., para licuarlo y para almacenarlo de forma segura en el subsuelo a elevada profundidad en macizos rocosos de geología apropiada, acuíferos profundos salados, domos de sal, campos de petróleo agotados, etc. Ese y no otro es el reto que nos espera.

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