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Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

Cuidado con el optimismo

Adela: "El optimismo me deprime. En serio. No me considero una persona antipática (salvo cuando me encuentro con bordes agresivos y cardos borriqueros) y tampoco soy de las que miran la vida con ojos negativos para ver la botella siempre medio vacía, pero tampoco me importa reconocer que siento rechazo hacia esa gente que parece tener sangre de color rosa. A ver, no soy alguien a quien el destino haya lanzado hasta el momento grandes dramas, pero he sufrido lo mío como cualquier hija de vecina porque, como decía mi madre, quien no la tenga que la espere. Pero cuando las cosas vienen mal dadas no me dejo arrastrar por el victimismo ni me impongo la necesidad de afrontar los reveses con buen ánimo. Me parece bien que otros lo hagan, pero yo prefiero dejar mi carácter como está tanto en los buenos momentos como en los malos, y no fabricarme burbujas para proteger mi estado de ánimo. No soy fatalista, simplemente me he dado cuenta con el paso de los años (63 ya, quién lo diría cuando parece que fue ayer que me casé siendo una pipiola) de que las cosas son como son y vienen como vienen, y aceptarlo todo con naturalidad y sin darle demasiadas vueltas es lo mejor. Lo más sano incluso. No quisiera ser como mi hermana Luisa, que se obliga a levantarse todos los días con la convicción de que todo irá bien, que conocerá a gente estupenda, que no habrá problemas en el trabajo y que si llega alguna adversidad no tendrá dificultades en sortearla o vencerla. ¿Se lo cree realmente o se engaña a sí misma? No lo sé, quizá ni ella lo sabe, pero yo prefiero ser realista, y no encadenarme a un optimismo desmedido que, aunque parezca lo contrario, nos vuelve vulnerables. Será lo que tenga que ser, ignoro cómo reaccionaré ante los buenos y los malos momentos, y miraré a la vida cara a cara, sin exigencias, sin reproches, sin máscaras".

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