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Cien líneas

Benditos

Tres derrotas consecutivas, un verdadero horror, y el Real Oviedo sigue en los puestos de play-off: ¿quién ha dicho miedo?

El fútbol es impredecible. Por eso se llenan los estadios y se fallan las quinielas. Poca gracia tendría y escaso premio habría si fuese sencillo adelantarse a los acontecimientos. De ahí que para reflexionar sobre lo que está ocurriendo en el Oviedín y adivinar el porvenir que le espera sea preciso recurrir al teorema de septiembre que, modestamente, formulé allá por el último verano. Veámoslo de nuevo:

1) El equipo carbayón fue el que más puntos consiguió en segunda B y casi logra batir el récord histórico de la categoría.

2) Ese conjunto triunfador equivale a la mitad de la tabla de segunda.

3) En el verano se ficharon diez jugadores, al menos la mitad con muchísimo nivel.

y 4) El equipo es, pues, de primera sin ninguna duda. Conclusión: va a subir sí o sí.

Es imposible predecir un resultado pero el azar se anula en las grandes series. Al final de la temporada se impondrá la lógica. En este caso, el ascenso azul.

Y encima, nuevo entrenador -ojalá sea Pablo Bendito- que, seguro, tendrá un nivel de súper primera. Ejercerá dentro y fuera del campo así que habrá orden, con una clarísima cadena de mando, en los dos terrenos. Es lo único que hace falta ya que de ahí sale la intensidad -orgullo, valor y garra- que es lo único que falta.

(Para la terapia de esta semana, santa por más señas, se recomienda vivamente un himno piadoso: "Perdona a tu pueblo Señor").

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