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Socio de Compromiso Asturias XXI y asesor de inversiones en Renta 4 Banco Oviedo

La teoría de las tragaperras

Si nos remontamos a la economía clásica, Adam Smith ya hablaba de psicología, conducta y finanzas bajo un mismo concepto, lo que hoy se denomina, y por cierto está de moda en el mercado, Behavioral Finance. A pocos les sonará este anglicismo, pero si profundizamos en su significado muchos de los lectores se sentirán identificados.

¿Por qué los inversores no compran cuando la Bolsa cae? ¿Por qué nos cuesta tanto dejar correr los beneficios? En los corrillos de Wall Street se dice que "cuando el limpiabotas te habla de comprar oro, es el momento de vender oro". Esto sólo atiende a la psicología de la inversión, ya que el mercado aún lleno de números, balances, estadísticas, gráficos y fórmulas tiene un porcentaje muy elevado de psicología y economía conductiva. La economía conductiva hace referencia a cómo nos comportamos ante diferentes escenarios bursátiles y financieros y las decisiones que tomamos en consecuencia. En muchas ocasiones habrán oído que los mercados se mueven por el pánico o la euforia. Y así es.

Desde inicio de año las bolsas han sufrido una corrección muy severa, acumulando en febrero caídas del 15% de media. ¿Qué han hecho los inversores? Muchos de ellos vender, refugiarse, meterse en un búnker y esperar a que escampe la tormenta. Desde hace algunos días se vislumbra a lo lejos cómo los inversores comienzan a abrir las puertas del búnker para correr hacia el parqué. ¿Saben que ha pasado? Que las bolsas han recuperado más de un 12% en tres semanas. El hecho de que los inversores decidan entrar en los mercados tras el rally alcista sólo se explica por la percepción psicológica de que la tormenta ha pasado. Todo sigue igual que hace un mes, salvo que los activos estaban un 12% más baratos y en ese momento nadie quería saber nada de la Bolsa. ¿Ahora es el momento? Saquen sus propias conclusiones.

El resumen es que la psicología ha podido con gran parte de los inversores. Se han dejado llevar por el miedo y el pánico vendedor. No sirven excusas. Todos sabemos que el bajo precio del petróleo es bueno para las economías desarrolladas y fuertemente importadoras de crudo, que recesión significa tres trimestres consecutivos de crecimiento (PIB) negativo y no estamos en este punto. Entonces, ¿por qué inundamos el mercado con el fantasma de la recesión? De acuerdo, puedo comprar desaceleración o bajo crecimiento, pero no recesión. Por lo menos hoy.

El inversor español es conservador en esencia. Sí, ese tipo de inversor conservador que busca un 4% sin riesgo. Sintiéndolo mucho esto en el mercado actual no existe (pregunten a los inversores en depósitos). Por norma general, el inversor aguanta las pérdidas en Bolsa estoicamente, manteniendo telefónicas a 20, Mittal a 50, GAM a 27... haciendo caso omiso a la máxima de los brókers: deje correr los beneficios y limite las pérdidas. Sin embargo, cuando las acciones comienzan a subir, el inversor se apresura a vender ante el primer viso de beneficio. La memoria selectiva provoca que olvidemos las pérdidas y sólo contabilicemos las ganancias. Es la teoría de la tragaperras. Esto, señores, es Behavioral Finance.

En un modelo económico es realmente complejo incorporar las emociones a la hora de operar en el mercado o tomar decisiones financieras de cualquier índole. Allá por 2012 el ahorrador ante el mínimo riesgo de corralito en España buscó refugio para su dinero fuera de nuestras fronteras. Me viene a la memoria una frase del bueno de Emilio Duró: "El ser humano pasa gran parte de su vida preparándose para algo que no va a suceder". Y es cierto, nadie tenía en mente que España volvería a la peseta, pero por si acaso el ahorrador tenía un plan B.

Durante todo el año viviremos con la volatilidad en el mercado, esto es, vaivenes continuos al alza y a la baja. Cuando vengan las siguientes correcciones, que a buen seguro vendrán, no se encierren en el búnker, esperen a que pase el pánico, no se dejen llevar por las emociones y tomen decisiones racionales. Un buen método es no mirar los números cambiar durante toda la fase correctiva, pero sobre todo no decidan entrar en la fiesta cuando los músicos se están marchando.

Lo más difícil de la inversión no es decidir en qué y cuánto invierto, es darle al botón de compra o venta en momentos de pánico y euforia. Cuando el mercado cae, es momento de comprar, y más aún si lo hace de manera tan severa como en enero. Busquen negocios sólidos con buen dividendo, viejos conocidos con buenos ratios y buenos fundamentales, generadores de caja recurrentes y baja deuda. No inviertan el capital que van a necesitar a corto plazo en lo que no conocen y no tendrán que tomar decisiones precipitadas. Recuerden: Behavioral Finance.

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