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Cien líneas

Polvos, lodos

Ahí está Liberbank con un nuevo programa de 979 bajas voluntarias... si no se van por esa vía se los despide, ustedes ya me entienden, sobre otro programa en curso con otras 500 salidas -a los despidos ahora se los denomina salidas: qué majos- así que la plantilla de esta doble tacada se reduce en un 28 por ciento.

Liberbank como tal está a punto de cumplir un lustro: menudo plan quinquenal. El paso de Cajastur al banco se aceleró porque Francisco Álvarez-Cascos acababa de ganar las elecciones y no parecía dispuesto a tragar la píldora que estaban dorando. En la asamblea general decisiva de 300 miembros solo 17 votaron contra la metamorfosis. Eran de Foro y de sindicatos de extrema izquierda. ¿Quién tenía razón? A José Suárez Arias- Cachero, que habló en aquella reunión contra lo que se estaba urdiendo, lo pusieron verde desde todos los partidos, sindicatos y pelotas varios salvo los indicados, claro. Tenía razón, el régimen se impuso y además boicoteó un cambio político en Asturias.

Los resultados a la vista están. La sede se fue a Madrid, la obra social voló y queda una fundación heredera de Cajastur con el 30 por ciento del total pero como si no existiese. Ojo, la familia Botín capitanea y responde del Santander con menos del cuatro por ciento del capital de ese gigante. Aquí nadie se hace cargo de nada. Ni siquiera Luis Garicano, pope de Ciudadanos, que dejó el consejo el mes pasado.

Asturias pierde su gran entidad financiera, los puestos de trabajo desaparecen a chorros, la cotización cae por los suelos y el silencio de los corderos se vuelve atronador. Horror.

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