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Eduardo Lagar

La región que compró un Ferrari

La necesidad de alimentar con recursos el Museo de Bellas Artes, uno de los grandes tesoros de Asturias

El Museo de Bellas Artes de Asturias bate récord de visitas. La ampliación se nota. En 2014 recibió 53.362 personas. En 2015, con la primera fase de la reforma abierta, hubo 85.252 visitantes. Este año, ya completamente renovado, superará ampliamente esta cifra.

Aunque la reforma pasa casi inadvertida desde la calle, en el interior de esa manzana de edificios pegados a la Catedral se ha obrado una "explosión artística" que permite multiplicar, en cantidad y calidad, la potencia de una colección que está muy por encima de lo que correspondería la sociedad y la economía de una región que es el 2% del PIB español. Pocos museos autonómicos de arte tienen esta altura y ofrecen un relato tan completo y bien hilado de la evolución artística del arte español de los últimos siglos. Por su nivel, hay quien dice como broma que el Bellas Artes de Asturias ahora parece más bien un museo catalán o vasco.

Compramos un Ferrari. ¿Pero para qué un Ferrari si no podemos rodar por falta de gasolina? El nuevo museo necesita presupuesto. Las carencias de personal (de sala y conservadores) se hacen abrumadoras con la ampliación. Sometido al ajuste de toda la Administración, hace seis años que no se compra un cuadro.

Por fin el contenedor está a la altura del contenido. El Bellas Artes emite los destellos de la obra recién terminada, pero ¿cuánto lo cuidaremos a partir de ahora? Como tesoro de Asturias que es -no sólo de Oviedo-, esperemos que no siga el mismo camino de otra de nuestras grandes joyas, el Prerrománico. Porque en estos años descubrimos con horror que a la hora de asignar recursos siempre había dinero para todo menos para lo que realmente nos distingue como región.

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