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España ha actualizado su estado (I)

Las estrellas balompédicas poco saben sobre el plurinacionalismo

Dice Piqué que Neymar se queda en el Barça. Curioso. En tiempos de mudanza hay quien quiere mudar. Tanta discusión fronteriza allende el Ebro -la cosa debe de estar en un punto tan alarmante que han tenido que opinar hasta los intelectuales: una emergencia- y tanta paz en el club que es más que un club. Las preocupaciones sobre la plurinacionalidad no le quitan el sueño ni un segundo a la internacionalidad de los balompédicos: solo faltaría. Todavía hay clases en el listón de las preocupaciones políticas. ¿Te preocupas? Mal hecho. Ahí tienes a Neymar. Si los deportistas cumplen dentro del césped una función ejemplarizante, no es ilógico que la cumplan también fuera. Neymar nos da un mensaje impagable: el pueblo debe permanecer tranquilo porque él no va a hacer caso del PSG. Es lo que trae el megaestrellato, que te quita del riesgo de zozobras si te diera por ponerte a contemplar la estulticia de los políticos.

¿La foto de Sánchez en Ajuria Enea hablando de su idée fixe respecto a la Constitución que quiere cambiar a toda costa? Nada: gilipolleces. Neymar se queda donde está y tiene sin duda quien se ocupe de sus delicados asuntos salariales. Menos mal que tenemos en España un nutrido grupo de futbolistas millonarios y políticos sin luces: no todo va a ser pringar.

Sánchez, para quien la inteligencia política no es ni muchísimo menos una prioridad, nos quiere cambiar la Consti entrañable que nos dio a los españoles un puente decembrino que es la envidia de Occidente. ¿Qué va a hacer Sánchez cuando por fin consiga meternos en la modernidad? ¿Querrá convertir en fiesta la fecha de la constitución sanchista y quitarnos el puente? Mal iríamos.

Otra opción. ¿Dejar en su sitio la fecha de ahora como una suerte de homenaje a aquel exótico grupo de encorbatados que se empeñaron en forjar una transición y, al mismo tiempo, enriquecernos el calendario con otra festividad? Quién sabe. No soy católico, me dijo el otro día el amable funcionario del ayuntamiento de una villa palentina para exlicarme por qué no sabía a qué hora estaría abierta y visitable la iglesia del pueblo, una maravilla del XVI que me quedé sin ver. No soy sanchista, habrá que explicar cuando nos pregunten por el contrato de Neymar que calma buena parte de las inquietudes que recorren Cataluña estas semanas. ¿No se te da bien la letra pequeña? Neymar tiene quien se la estudie. Sánchez, que estudia la letra pequeña de las cosas que no entiende, se preocupa de nuestro bienestar. Quién dijo miedo.

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