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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

"Para qué sirve un mosso"

Antes de que una úlcera maligna perfore el intestino delgado de este país flaco y provoque en el sistema digestivo una peritonitis aguda, convendría tomarse un poco a broma el drama catalanista y convertirlo al menos en una tragicomedia que haga más digestiva una función indigesta, a prueba de Almax.

En ese caso, habría que pedirle al cineasta asturiano Tom Fernández, tipo de aguda ironía, que abordara en el cinematógrafo desde una óptica satírica los avatares del "procés". Y filmar en lugar de la rural "Para qué sirve un oso" una versión urbana del conflicto catalán, con el título de "Para qué sirve un mosso". Viene esta propuesta a cuento del papelón de la Policía autónoma de aquel territorio, que parece haber desoído la llamada de la Fiscalía a impedir el referéndum del 1-O (que en realidad es un uno a cero de los secesionistas al Gobierno, con un gol por las escuadra de los Mossos de ídem).

Hasta aquí la parte desenfadada de este artículo de broma; en adelante lo serio, lo que provoca estupor además de sonrojo, sofoco e indignación. Utilizar a escolares y estudiantes como escudos humanos y parapeto de sus mayores para celebrar el ilegal referéndum del domingo es práctica talibán que merece la mayor repulsa y que pone a Barcelona a la altura de Mosul. Sólo los regímenes decrépitos son capaces de intentar perpetuarse vampirizando la sangre de una lozanía milimétricamente educada durante años en el interés político de los dirigentes del tres por ciento.

Resulta lastimoso el espectáculo, un modelo, sí señor, de educación en los valores de la democracia. Ocurre que cuando caiga la oscuridad y amanezca el día, Nosferatu se convertirá en polvo, por mucha sangre que haya bebido.

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