Ocurre que la vida sigue y la actualidad no se detiene, trituradora evidente de hechos varios y sucedidos en quevedesco baile de las musas al teatro.
Tienen razón los vecinos y algunos munícipes en recelar de los planes de Fomento para Asturias, por aquello de que las obras no consisten en buenas palabras, sino en una sucesión previa de números contantes y sonantes en los presupuestos de las administraciones públicas; pero no se le puede negar al titular de Fomento su empeño en certificar el compromiso inversor del Gobierno de la nación con Asturias en materia ferroviaria. Si De la Serna miente se trata de un mentiroso compulsivo, puesto que ha puesto plazos a la variante de Pajares, cerrado el círculo del plan de vías de Gijón con una inversión estatal multimillonaria, y anunciado un ambicioso plan para sacar de la vía muerta los agonizantes servicios de cercanías. Todo ello con el aplauso de la Administración regional y los ayuntamientos implicados en cada caso. No parece que esta vez el asunto vaya de farol...
En su papel de mandarín, entra en el decálogo de normas elementales de la esgrima política que Adrián Barbón apunte el florete de la FSA a la cartera estatal de Fomento, y de paso desviar el acero templado a los que, desde el puente de mando regional, no le bailan el agua. Ya lo decía el admirado y hoy llorado Julio Puente: "Disparad sobre nosotros, el enemigo está dentro". Así se halla el PSOE asturiano: como el cuartel de Simancas. Menos bulla para la galería mediática y, como requirió con tino Fernando Lastra, más trabajar por que los asuntos acaben con urgencia en los boletines oficiales. Y si es en el del Estado, miel sobre hojuelas. ¿Correcta la línea? Pues continúen para bingo.
