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Sacerdote

Reflexiones ante la muerte de un amigo

La importancia de la fe en la vida de Julio Puente

Querida familia: Noemí, Pablo, Noemí y José Julio; queridos compañeros de la profesión periodista, amigos y hermanos. Julio Puente luchó sin quejarse ante la hermana enfermedad que, al final, acabó con sus fuerzas, pero no con su entereza, su ansia de vivir, su tesón y, sobre todo, con su fe. Julio vivía, sin presumir demasiado de ello, del don de la fe recibida de niño en su ambiente familiar, alimentada en los años del Seminario y mantenida a lo largo de su vida. La parroquia, el templo de San José, es testigo de su presencia en la Eucaristía, para alimentarse del Pan de la Palabra y del Cuerpo del Señor: "El que me coma vivirá por mí y, aunque haya muerto, vivirá, porque yo soy la resurrección y la vida". Estas palabras de Jesús constituyen el fundamento de nuestra fe en la resurrección. Nuestra "carne" también será glorificada. Si la enfermedad te va mermando y deteriorando en tu corporeidad, la fuerza del resucitado que alimenta nuestros cuerpos dará vida e inmortalidad a nuestra persona. Por eso, los Padres de la Iglesia llamaban a la Eucaristía "medicina de inmortalidad". Igual que Mateo, Marcos, Lucas o Juan, cuatro "periodistas" de la primera época del cristianismo, nuestro hermano Julio contaba lo que acontecía con palabra exacta, rigurosa, no exenta del sentido del humor. Era un testigo de lo que pasaba, sirviendo al lector una interpretación veraz, crítica, sabrosa, sin ningún tipo de dependencia, porque para él "el principal capital del periodista es la independencia: es lo único que tenemos". Su paso por distintas plazas, Vigo, Las Palmas y, finalmente, Gijón, en los periódicos de Prensa Ibérica lo acreditaron como un excelente profesional y mejor persona. Sus compañeros lo llaman "Maestro" de periodistas; sus lectores, testigo fiel de la realidad, buscando siempre lo esencial de la noticia; su esposa e hijos, "el mejor esposo y padre"; sus amigos, "un amigo entrañable que siempre podías contar con él"; el Dios del cielo, "un hijo" a quien la enfermedad ha madurado para el encuentro definitivo con Él en el reino de los cielos donde la verdad es verdadera y las "fake news" no tienen entrada. Querido Julio. Descansa en paz.

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