Las aparentes horas bajas de Podemos dan alas en Izquierda Unida de Asturias para rumiar el mensaje de que "la confluencia resta" y de que plantearse un escenario de conjunción electoral como fue Unidos Podemos debe descartarse. Otra cosa será acordar programas, ideas, o estrategias comunes, pero la experiencia de las pasadas elecciones generales, tras las que Izquierda Unida ha quedado diluida en el Congreso de los Diputados y con las cuentas menguadas al no tener grupo propio, queda arrinconada al menos en Asturias.
Comienza a asumirse ya por parte de la dirección federal de Alberto Garzón la idea de que IU de Asturias tiene su propia impronta específica. Esta es una tesis que lleva tiempo fraguándose en algunos sectores de Izquierda Unida de Asturias, la de que la "especificidad" de la organización asturiana exige soluciones especiales. Y más aún cuando tampoco los dirigentes de Podemos en el Principado han sido proclives a alianzas.
Sin embargo, pocas son las vías de entendimiento en Asturias entre dos partidos que comparten grupo parlamentario en Madrid.
No ha habido ni una reunión política entre el líder de Podemos, Daniel Ripa, y el de IU, Ramón Argüelles, desde aquella conversación de cortesía cuando Ripa salió reelegido al frente de los morados. Y el resultado neto es el bloqueo de acciones conjuntas (¿dónde está ya aquello que vinieron a llamar la "agenda del cambio"?) y una incapacidad a alcanzar acuerdos que debería derribarse para poder sacar adelante cuando menos alguna reforma de crédito en la Junta toda vez que la izquierda no supo arreglarse para aprobar un presupuesto.
Aunque falta trecho, IU tiene que despejar sus preguntas electorales: por ejemplo el papel de Gaspar Llamazares, quien ya afirmó que no concurriría en una lista con Podemos, pero que aún tiene que definir a las claras su sitio en su partido. Ramón Argüelles podría ser cartel electoral, opción que él mismo no descarta, aunque podría estar jugando esa baza más por apaciguar las aguas internas que por aspiración propia. Queda por determinar cuál será la estrategia en los municipios, donde sí se permitirán alianzas con Podemos pero en ningún caso agrupaciones de electores que diluyan la identidad de IU. Juntos, pero no revueltos.
