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Tino Pertierra

Sólo será un minuto

Tino Pertierra

Las mentiras protectoras

Covadonga: "Supe que podía ser una buena actriz si me lo hubiera propuesto en serio cuando comprendí lo fácil que era engañar a mis padres. No fue algo premeditado ni instantáneo. Simplemente, llegó el momento en que me resultaba más cómodo camuflar la verdad que contarla. No me sentía cómoda pero sí más segura y seguro que ellos me hubieran dado la razón porque, en el fondo, los padres prefieren que les mientan si eso les evita disgustos innecesarios.

Era una experta en fingir enfermedades. Benignas eso sí pero lo bastante debilitadoras para quedarme un par de días en casa y librarme de un examen mal preparado. Mis padres eran muy receptivos. Me duele la barriga, papá, decía con mi mohín favorito, y no había más que hablar. Mamá era más dura, pero con ella funcionaba el dolor de rodillas. Estás creciendo, hija, me decía, y me dejaba tumbarme toda la mañana en un sofá viendo películas de Disney. También fui muy eficaz a la hora de convertir a algunos profesores en bestias negras que me la tenían jurada. ¿Cómo iba a desconfiar mi madre de mi carita desolada por un suspenso inmerecido que la profesora de mates me había endilgado sin razón?

Con el tiempo aprendí que lo que servía para sobrellevar mejor los avatares de la infancia también eran útiles en la vida real. Al haber empezado tan pronto a perfeccionar mi habilidad para mentir me convertí en una consumada maestra en el arte del engaño. Siempre en defensa propia y para que los demás no sufran por cosas sin importancia. ¿Por qué hacer sufrir a mi marido contándole la verdad sobre mis andanzas sentimentales desde que descubrí que le tenía aprecio pero que eso no me bastaba? ¿Por qué decirles a mis amigas que se han vuelto pelmazas? ¿Por qué decirle a mi confesor que llevo treinta años inventándome pecados para escandalizarle? ¿Tiene sentido reconocer a mis compañeros que mi trabajo me aburre y que sólo me mueve la inercia de un oficio largamente practicado? ¿Y para qué voy a contarle a la mujer del espejo que no me creo ni una sola de sus sonrisas si ya sé que no confía en mí?".

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