Lo cierto es que Asturias ha perdido capacidad de autodefensa, como si esta región y su ciudadanía ya no generaran anticuerpos y el territorio y su gente quedaran a merced de cualquier ataque, previsto o inesperado. En enero de 1983, se montó un escándalo por un artículo firmado por Camilo José Cela en "Cuadernos del Norte", que por entonces dirigía Juan Cueto, en el que el Nobel gallego escribía así: "¿Que la Virgen de Covadonga es pequeñina y galana? ¡Pues que se joda!". El Ayuntamiento de Cangas de Onís decidió declarar al escatológico literato "persona non grata".
No satisfecho con el rapapolvo, Cela reincidió unos años después, en 1994 en ABC, donde, en un artículo titulado "Las vacas gallegas", vuelve a acordarse del vecino asturiano. "Las gallinas podrían ser parientes de los asturianos, de los leoneses o de los portugueses, pero nuestros no, de ninguna manera; las gallinas son estúpidas y asustadizas". Entonces fue el Ayuntamiento de Mieres quien respondió.
Esta semana, en el Senado, un parlamentario de Compromís criticó la propuesta de emisión de un sello y una moneda conmemorativos de la coronación de la Santina y del origen del Reino de Asturias con don Pelayo, efemérides de las que se cumplen cien y setecientos años, respectivamente. Para el grupo valenciano la iniciativa es "rancia, fascista y ridícula". A su juicio, la batalla de Covadonga no adquiere mayor rango que "mitología falseada del nacionalcatolicismo".
Tan desapercibidas como están pasando de puertas adentro las celebraciones de esos centenarios y de los cien años también del parque de Picos, ha pasado también el ataque de Compromís, que no viene a cuento. Y que pone de manifiesto que zaherir a Asturias sale gratis, pues no hay dios que la defienda.
