Oviedo, M. S. M.

Las relaciones del profesor y arqueólogo Rodrigo de Balbín, investigador desde hace años de las cuevas de Tito Bustillo, y la Consejería de Cultura se han ido deteriorando desde la llegada del actual equipo. Así lo afirma el experto que no acierta a decir que es lo que enturbió una relación de años con la Administración regional, pero asegura convencido que desde ese departamento se ha intentado presionar a varias de las empresas que concurren al concurso para la instalación de contenidos del museo para que no cuenten con su asesoría.

«Son varias personas las que me han asegurado que contar conmigo les supondría estar de antemano fuera del concurso». Balbín afirma que nadie le ha explicado lo que hay contra él, al tiempo que comenta que no ve lógico que en todos estos años de proyectos para el futuro museo de Tito Bustillo nunca se haya contado con él para nada. «Lo normal es que hablen con la persona que conoce la cueva y sus materiales para poner en marcha el concurso». «Esa es mi queja. Que no contaran conmigo para nada me parece absurdo y una forma de desperdiciar el trabajo realizado, porque soy quien más años lleva trabajando en la cueva de Tito Bustillo».

El director de las excavaciones no se ha entrevistado nunca con la Consejera de Cultura para hacerle llegar estas quejas. Unicamente intercambió dos correos en los que, ante las discrepancias existentes, «el tono de la respuesta de Mercedes Álvarez era claramente tenso».

Rodrigo de Balbín, junto con José Javier Alcolea y otros colaboradores, llevan algún tiempo preparando un libro sobre la gruta riosellana con el que pretenden darla a conocer al gran público con un amplio despliegue gráfico. Ahora están centrados en dicho trabajo para el que resultan claves muchos de los últimos hallazgos, precisamente los más desconocidos para la mayoría de los ciudadanos. En ese sentido, los arqueólogos conservan en su poder muchos de los materiales procedentes del trabajo científico que vienen realizando desde hace años. Balbín comenta que si la Consejería de Cultura los pide no tiene inconveniente alguno en entregarlos, pero que inmediatamente volverá a solicitarlos para continuar su estudio. «Es lo habitual. Nuestro trabajo no es solo el que se hace en el interior de la cueva, tanto o más importante es la investigación que luego debe llevarse a cabo para poder explicar y argumentar lo hallado y esa tarea ha de hacerse con el análisis de los fondos». Añade que ante la inexistencia del museo no queda otra que tener en su poder las piezas.

El profesor criticó a los responsables de Cultura porque «no disciernen un trabajo científico de un mecanismo de catalogación». Se refería así a las declaraciones del director de Patrimonio, José Luis Vega, que fue quien afirmó que exigirían al arqueólogo todos los materiales y la documentación que tenga en su poder sobre Tito Bustillo.

«Tenemos los materiales porque es lo normal, somos los que nos encargamos de su estudio», subrayó Balbín, al tiempo que repetía que no tiene ningún inconveniente en entregarlos.

Catedrático de Prehistória de la Universidad de Alcala de Henares, Balbín siempre fue partidario de que el Museo de Tito Bustillo fuera no solo un centro para los visitantes, sino que estuviera concebido como algo más amplio, que diera cabida al trabajo de los expertos para lo que debía contar con biblioteca y laboratorio.