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Rajoy levanta de la cama a Guadalupe

"No se me ocurre mejor forma de celebrar mi cumpleaños", dice la mujer que dejó el cuarto donde lleva un año recluida en el hogar de Cangas para ver al Presidente

Arriba, Marcelina Martínez y Mariano Rajoy saludan a los mayores. Sobre estas líneas, el Presidente, con los trabajadores del hogar-residencia de la Fundación Camila Beceña. REPRODUCCIÓN DE C. CORTE

Mariano Rajoy tuvo un día largo, duro y ajetreado el miércoles. En plena campaña y en una jornada en la que acabó recibiendo un puñetazo en la cara, su visita matinal a Cangas de Onís le deparó la cara dulce de su labor. Y es que el presidente del Gobierno consiguió sacar de la cama a Guadalupe Pérez. La hazaña no fue baladí si se tiene en cuenta que esta cabraliega, que hoy mismo sopla 79 velas, no sale de su cuarto de la 2.ª planta del hogar-residencia de la Fundación Beceña González desde hace un año por problemas de salud. Eso sí, matiza: "Salvo para votar o cortar el pelo".

Pero Pérez ha hecho ahora una excepción. Se visitó y bajó al salón de actos "porque un presidente, y menos a uno tan honesto y que trajo tanta paz, no se conoce todos los días", dice. "Cuando me dijeron que venía no me lo podía creer. No imagino mejor manera de celebrar el cumpleaños".

El Presidente llegó al hogar-residencia cangués pasadas la una de la tarde. Sólo estuvo media hora, pero cuentan que no escatimó en saludos y selfies con el centenar de usuarios del centro, familiares y trabajadores. "Aquí se paralizó todo. Dejamos los ensayos de villancicos. En cuanto supe que llegaba fui la primera en salir a recibirle y abrazarle", relata Carmen Salvador, una de las cuatro religiosas franciscanas de la Madre del Divino Pastor que coordina el centro. "Esto se llenó de fotógrafos y las imágenes dieron la vuelta al mundo porque me llamaron hasta familiares de Bélgica para decirme que me habían visto en los medios", dice.

La directora de la residencia, la religiosa Marcelina Martínez, también tuvo un detalle con el Presidente. "Cuando el centro cumplió sus bodas de plata escribí una publicación sobre el ayer y el hoy del hogar Camila Beceña, sólo me quedaban tres ejemplares y quise darle una porque es muy cercano", relató. Algunos como María Allende no pudieron disfrutar de la visita histórica porque se quedaron dormidos. "Tuve revisión en el hospital y al volver como me sentí mareada me acosté. Me despertaron los aplausos pero cuando bajé ya se había marchado", lamentó.

Quien sí tuvo ocasión de hablar con Rajoy fue la residente Elena Hidalgo. "Le conté que mi hijo Carlos González, que es catedrático de Geografía Física en Zaragoza, había hecho la milicia universitaria con su hermano Luis en Figueiredo y me dijo que éste tristemente había fallecido el año pasado. Cuando le conté que era de Olmedo me confesó que hace poco estuvo en un mitin allí y casi se muere de frío", relató.

Cuando Isabel Sánchez se levantó para el desayuno el miércoles, "no daba crédito" a las compañeras que le contaron que a mediodía las visitaría Rajoy. "Fue una alegría grande. Me preguntó qué tal estaba y le dije que bien. La visita fue histórica pues es la primera vez que un presidente de Gobierno en la etapa democrática nos visita y nadie había visto en persona a uno", apostilló.

Como el resto de compañeros, Sánchez lamentó la agresión que Rajoy sufrió en Pontevedra pocas horas después de abandonar Cangas de Onís "Está muy feo, el puñetazo en la cabeza pudo haberlo matado. Aunque no comparta sus ideales se debería tener respeto y educación", señaló. Con ella coincide Angelita Sierra, canguesa de 80 años. "Es una persona que hace el bien y no se merece eso. Yo le di un beso grande y de corazón", desveló.

La religiosa Manuela Pérez fue la encargada de transmitir al Presidente el mensaje de los ancianos. "Les pregunté a los mayores qué querían pedirle y la mayoría coincidía en que lo primordial era que trajera paz y trabajo y así se lo hice saber al Presidente", afirmó. "Mariano recogió el guante y antes de abandonar el salón de actos dijo que lo que le pedimos es algo muy importante y que lo íbamos a conseguir", aseguró.

El presidente del Gobierno tuvo tiempo para observar el belén instalado en la sala, obra del ex alcalde cangués Miguel Ángel Villoria y en el que no faltan detalles como un "puente romano" en miniatura. "Yo creo que le gustó mucho porque es una obra de arte", relata Sindo Pardo, natural de Grado, que recuerda como todo el salón "se llenó de periodistas y gente importante, no cabía un alfiler". Pardo coincide con la también residente Julia Gelot en señalar que "Rajoy es una persona muy normal y correcto al trato". Durante la estancia, que se redujo a la visita al salón de actos, algunos aprovecharon la oportunidad que se les brindaba para las reivindicaciones. "Las pensiones están muy bajas, téngalo en cuenta si vuelve a ganar las elecciones el domingo", le espetó una viuda.

El Presidente no tomó ningún tentempié, pero sí tuvo tiempo de firmar en el libro de visitas. El "Asturias, Patria Querida" fue entonado por los presentes de manera espontánea cuando se fue . "Por la cara que ponía me parece que le prestó mucho la canción", aseguran residentes como Aquilina García, de Benia de Onís.

Para trabajadoras de la residencia de mayores canguesa como Asunción del Cueto, la del miércoles no fue la primera vez ante un presidente del Gobierno. "Yo ya había visto a Rajoy en Villaviciosa, donde me dio la mano", contó emocionada. Para la empleada Mari Carmen Narganes sí fue, y se sorprendió de que "en persona fuera tan abierto, amable y nada estirado. Los ancianos se emocionaron y alguno echo la lagrimilla". Las trabajadoras lo despidieron con un "Adiós con el corazón", al tiempo que los mayores le pidieron que vuelva.

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