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Lecciones de solidaridad en Cangas de Onís

Los alumnos del Instituto Rey Pelayo donan el dinero obtenido con la venta de llaveros a la ONG Médicos Sin Fronteras

gRADUACIÓN en cangas de onís. El IES Rey Pelayo celebró su fiesta de graduación. En la foto, los cinco mejores alumnos. CRISTINA CORTE

Los emprendedores más solidarios están en el Instituto Rey Pelayo de Cangas de Onís. Allí una quincena de estudiantes de 4.º de la ESO de la optativa "Empresa Joven Europea" (EJE) recaudaron 132 euros para los más necesitados con la venta de llaveros que ellos mismos diseñaron, con formas de búhos, tigres o el Pato Donald.

Su profesora Nuria Blanco les enseñó durante el presente curso a crear un logo de empresa, diseñar facturas y albaranes o técnicas de marketing, entre otras cosas, pero ellos le dieron ayer una lección mucho más magistral cuando rechazaron quedarse con los beneficios de la cooperativa puesta en marcha como trabajo final de la asignatura. "Cada uno puso tres euros iniciales y triplicaron los beneficios. Al repartir las ganancias un compañero sugirió donarlo a una ONG y fueron todos juntos a entregarlo al banco ayer mismo", explicó la profesora, que en los cuatro años que lleva impartiendo la materia no había visto una iniciativa similar, aunque espera que los chavales siembren ejemplo en otros cursos.

El impulsor de la donación, el estudiante Manuel Franco, celebró la buena acogida que tuvo entre los compañeros. "Barajamos varias ONG y nos decantamos por Médicos Sin Fronteras porque nos gustó el trabajo que hacían con los refugiados. Algunos compañeros dieron todos sus beneficios y otros una parte. Aunque están ahí las fiestas de San Antoniu nosotros preferimos invertir el dinero en ayudar a quien más lo necesita porque hay muchas vidas en juego", apuntó el joven.

El grupo diseñó la cooperativa "4 unido" y acordó vender llaveros personalizados hechos con "hama beads" -piezas de plástico pequeñas de diferentes colores que permiten la composición de imágenes con formas variadas-, a 2,5 y 3 euros, según explicaron componentes como Nuria Bobia y Estefanía Arboleya, que quisieron aportar su granito de arena al proyecto solidario, al igual que Favila González, de 15 años de edad. "Nos encargamos de comprar a los proveedores, transformar la materia prima, de crear los catálogos y de hacer pedidos bajo demanda", contó el joven. "La asignatura ha sido útil porque si de mayor no entro en el Seprona ya sé cómo montar mi empresa", concluyó.

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