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Roban el vino que maduraba bajo el mar en la costa de Lastres desde noviembre

"Han hecho un daño enorme para nada pues las botellas, al no estar etiquetadas, no tienen valor", subraya el empresario Javier Domínguez

Jesús Gallego, Javier Domínguez y Rafael Menéndez, con la única botella recuperada. EMILIO G. CEA

Una mezcla de incredulidad e indignación invadió ayer al empresario langreano Javier Domínguez pasadas las diez y media de la mañana al enterarse de que las primeras 588 botellas de vino fondeado en Lastres dentro de un innovador proyecto para madurar a 28 metros de profundidad el caldo, habían sido robadas. Los buzos que se disponían a recuperar las botellas fondeadas a dos millas y media al noroeste de la costa de Lastres a comienzos del pasado mes de noviembre, y a sumergir otra remesa, se encontraron con el sitio. En el lugar donde maduraba el caldo tan solo quedaba una botella en perfecto estado. La boya colocada cuando se sumergieron las botellas no estaba. Los buzos, Javier Domínguez y su padre, no daban crédito a lo ocurrido.

Los nervios que desde primera hora de la mañana invadían a Javier Domínguez, submarinista profesional y promotor de la idea de fondear vino en Lastres, por recuperar las botellas, se transformaron en incredulidad al conocer los detalles del robo. Todo estaba preparado para que el vino submarino de Lastres se comercializase en julio, bajo la marca "Cantabaco". "Lo ocurrido no es raro, es lo siguiente. Han ido a conciencia a por las botellas, han bajado a por ellas y se las han llevado. Han hecho un daño enorme para nada pues, como mucho, se podrán beber las botellas en su casa. Sin etiquetar y sin la denominación de origen no tienen ningún valor en el mercado", explicaba el Domínguez, mientras asumía lo ocurrido. La acción de los amigos de lo ajeno estaba perfectamente planeada. "Esto no lo hacen un par de amigos", aseguró Fernando Antuña, responsable de la empresa Técnicas Submarinas encargada de fondear el caldo. A todos ellos les costaba entender lo ocurrido. Domínguez evitó hacer una valoración del daño económico causado.

Los cacos reventaron el jaulón protector que albergaba el botellero en cuyo interior estaban las 588 botellas. Las jaulas estaban colocadas sobre dos muertos (muros de hormigón que sujetaban las botellas). "La operación tenía un riesgo que estaba asumido pues nunca sabes cómo se va a comportar la mar. Si las botellas se hubieran estropeado por causas naturales no habría nada que decir. Otra cosa es lo que ha pasado. No entiendo nada", sostenía el padre del empresario langreano, mientras comenzaba a recoger las botellas que ya estaban preparadas en tierra para ir mar adentro a madurar. La operación se suspendió tras lo sucedido.

Los buzos, tras comentar en el puerto de Lastres los detalles de la fechoría con Domínguez, volvieron al lugar donde fondearon las botellas para grabar un vídeo y sacar fotografías submarinas de la zona del robo. Durante esta operación es cuando se encontraron con la única botella que quedaba de las sumergidas en noviembre. Domínguez recabará toda la información sobre lo ocurrido y denunciará los hechos ante al autoridades.

La uva procedía de viñedos viejos, de unos sesenta años, plantados sobre suelos arcillosos y calcáreos en la Rioja alavesa. El empresario langreano aseguró que la única botella rescatada se la beberá "cuando encuentren a los responsables del robo".

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