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Pepe San Miguel: "La mejor instalación para hacer deporte es la naturaleza"

El antiguo profesor de Educación Física del Instituto de Infiesto recibe este viernes un premio a los valores humanos

José San Miguel revisa antiguas publicaciones del grupo de montaña Vízcares en Infiesto, ayer. CRISTINA CORTE

José San Miguel Joglar recibe el premio a los valores humanos durante la Gala del deporte que se celebra este viernes en la Casa de Cultura de Infiesto (20.00 horas). "Pepe" -como le conocen los amigos- asegura que el galardón le pilla "por sorpresa" y que no se lo esperaba "para nada", aunque méritos para conseguirlo no le faltan: perteneció a la segunda promoción de licenciados en Educación Física del país y durante las casi cuatro décadas ejerció como profesor de Educación Física en el Instituto de Infiesto -hasta su jubilación hace 8 años- inculcó a sus alumnos el amor por los deportes de equipo.

Y eso que los comienzos no fueron fáciles. Cuando ocupó su plaza en Infiesto en 1974 no había instalaciones para desarrollar las clases y su sueldo era la mitad que el del resto de compañeros. "Fueron diez años de lucha hasta que hubo oposiciones y se empezó a dignificar la profesión y a realizar programas específicos para la asignatura", cuenta.

En el patio del centro y con ayuda de los alumnos consiguió levantar una especie de tendejón atechado de cemento y uralita para protegerse de las inclemencias del tiempo. Mucho más tarde llegó el actual polideportivo, para cuya construcción movió hilos entre los políticos locales.

Aunque el instituto era mixto, chicos y chicas daban la clase de Educación Física por separado. "Al principio pensé que igual no era buena idea que todos estuvieran juntos pero con el tiempo descubrí que era más beneficioso para todos", dice. El fútbol era entonces el deporte estrella hasta que San Miguel promovió otros colectivos, como el balonmano, el baloncesto o el voleibol. Muchos de ellos los había aprendido durante su estancia con los Jesuitas de Gijón, donde se educó desde los 8 años. "Hacíamos deporte a todas horas. Yo estaba en el equipo de gimnasia y lo mismo tocaba tablas, que el potro o la cuerda", relata. San Miguel continuó su formación en Pravia, donde militó en un equipo de balonmano patrocinado por una marca de café. "Lo mío nunca fue la competición. Me gustaba más enseñar y la parte social del deporte", matiza. Quien sí compitió en la élite fue su padre Evaristo San Miguel, que llegó a jugar una temporada en el Real Madrid, entrenó a la Deportiva Piloñesa y fundó y presidió el grupo de montaña Vízcares, uno de los más antiguos de Asturias. "En casa siempre se vivió mucho el deporte, mi hermano Evaristo jugó en la selección asturiana cuando era juvenil", cuenta.

Los alumnos de San Miguel fueron asiduos participantes de los Juegos Escolares del Principado, en disciplinas como baloncesto y voleibol. "En la categoría femenina llegué a tener dos equipos, uno en Infiesto y otro en Nava y Bimenes, por lo que a la hora de ir a las competiciones tenía que tirar de la ayuda de exalumnos como Roque Noriega o Víctor Escandón", explica.

"Mi único objetivo era el de que al dejar las aulas siguieran haciendo deporte no dirigido y que transmitieran esa afición a sus futuros hijos", apunta el galardonado, que a diario practica la natación en la piscina de Nava. En cuanto a la mejora de infraestructuras en el concejo, San Miguel lo tiene claro: "la mejor instalación para hacer deporte es la naturaleza tan privilegiada que tenemos. No hace falta más".

Las anécdotas no dejaron de sucederse durante sus cuatro décadas de docencia. "Entre los recuerdos que guardo con más cariño está un partido que jugamos contra los jesuitas porque, a pesar de perder 125 a 20, el equipo dio la cara durante todo el partido y no bajó los brazos", explica el exprofesor, que entre sus alumnos cuenta a los actuales alcaldes de Piloña, Nava, Villaviciosa o Cabranes. Almudena Ávila, entrenadora del Grupo Covadonga que el viernes recibe el premio a la mejor trayectoria en la gala o el atleta fallecido Juan Puerta fueron otros de sus pupilos.

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