"No hay derecho", claman los vecinos del barrio riosellano de El Tocote, quienes están muy preocupados por la nueva ubicación de las plazas de aparcamiento de la zona, ya que, tras la obra de urbanización de la avenida Tito Bustillo que se está llevando a cabo, quedarán ubicadas en la acera en la que se encuentra el edificio y no en la margen contraria de la calzada, junto al río Sella, como hasta ahora.
Las principales quejas de los vecinos sobre la nueva ubicación de los aparcamientos tienen que ver con la privacidad y con la salud. "El humo de los tubos de escape va a obligar a los del bajo y a los del primero a estar con la ventana cerrada todo el día y, además, no van a tener privacidad", argumenta el vecino Lorenzo Posada, quien asegura que una representación vecinal se reunió "con la alcaldesa y con el arquitecto" para buscar una solución, pero "no hicieron caso". "Nosotros no nos oponemos a la senda, pero que dejen los aparcamientos donde están", reclama Posada.
De la misma opinión que los vecinos es Pueblu, que ayer registró una petición para modificar el proyecto y que las plazas de aparcamiento en batería se queden junto al río.
Además de los problemas que ven los vecinos, Pueblu añade que "tendrán que sufrir las consecuencias de los ruidos producidos por el constante trasiego de personas y vehículos", y que si los vehículos estacionados son altos "restarán por completo la luz natural a las viviendas más afectadas".
La agrupación también observa un problema de seguridad para los vecinos de un barrio que, como recuerdan, tiene 60 años y fue decalrado de interés social en 2010. Consideran que el paso de peatones ubicado enfrente del portal sería "altamente peligroso, pues los peatones no serían vistos por los conductores hasta que estén por completo en la calzada".
"El espacio de la calzada es el mismo, se ubiquen los aparcamientos en el lado en el que se ubiquen, y hay que tener en cuenta las desventajas que va a sufrir esta gente", ha dicho el portavoz de Pueblu, Ricardo Cangas.
Los vecinos tienen claro que no van a dejar las cosas como están. "No nos queremos enfrentar con el Ayuntamiento, pero quedemos que nos oigan", comenta Posada. Para ellos, este asunto es especialmente sensible porque consideran que "en verano van a fastidiar al barrio".
No descartan llevar a cabo acciones en caso de que no se cambie el proyecto. "Somos pocos, pero si nos unimos podemos hacer algo", concluye Posada.
