Elena FERNÁNDEZ-PELLO

Oviedo se consagra como escenario de novelas seudohistóricas, con retorcidas tramas en las que se mezclan religión, intrigas policiacas y ahora ingeniería genética. Primero fue «El Código da Vinci», que sitúa el arranque de la trama en Oviedo, con un malvado monje albino de por medio. Ahora, recién llegada a las librerías, la novela «El Sudario» localiza en la capital asturiana varios capítulos, incluyendo descripciones de la Catedral y su entorno, de la Cámara Santa y del Sudario.

El título no puede ser más explícito. La historia que cuenta resulta más intrincada. Comienza con el asesinato, tras los oficios de Viernes Santo, del canónigo que cuida del Sudario. En la novela es un tal Miguel Álvarez, casi octogenario, «un simple sacerdote, no muy letrado». El relato se traslada luego a una pequeña localidad de los Estados Unidos, Fall River, donde vive una camarera de 19 años y virgen que, tras caer en manos de una secta cuyos miembros se distinguen por llevar al cuello una reproducción de la Cruz de los Ángeles, «los aliados de la familia», dará a luz al nuevo Jesucristo en un garaje de Boston.

Antes de llegar a ese desenlace la protagonista, Hannanh Manning, se ve envuelta en una misteriosa trama en la que se suceden las alusiones a Oviedo y su Sudario. Los autores del libro, Leonard Foglia y David Richards, hablan de la Cámara Santa -«uno de los lugares más sagrados de toda la cristiandad»- y de las reliquias que se guardan en ella -«seis espinas que se decía que eran de la corona de Cristo. También la suela de una de las sandalias de San Pedro»-. Foglia y Richards se presentan, en la reseña de la novela, como director de teatro y crítico también teatral.

En su novela hasta la Policía Local se ve envuelta en la investigación, sin gran éxito, por otra parte: «(...) la policía de Oviedo ya había examinado el lugar sin encontrar nada extraño (...)», y también se cita al Centro Español de Estudios Sindonológicos, cuyas conclusiones consulta por internet otro de los personajes de «El Sudario», un sacerdote que acaba ocupando el lugar de San Pedro en esta versión contemporánea del relato de los Evangelios.