Elena FERNÁNDEZ-PELLO

Los lunes por la mañana hay pocos lectores en las bibliotecas municipales, así que las bibliotecarias que se incorporaron ayer en sustitución de las trabajadoras de Algama -la empresa que gestionó estos equipamientos en los últimos años-, tuvieron una jornada tranquila, dedicada a organizarse y planificar actividades para los próximos meses. Ilusionadas y confiadas en que podrán ser útiles a los usuarios, las nuevas empleadas municipales se ponían ayer por la mañana manos a la obra en sus nuevos lugares de trabajo.

Seis bibliotecarias, contratadas por el Ayuntamiento a través del Servicio Público de Empleo, tienen a su cargo desde ayer la dirección de la docena de centros que constituyen la red municipal. Cada empleada se ocupa de dos: uno en el que tiene su despacho permanente y otro que coordina en colaboración de un auxiliar de bibliotecas y que visitará una vez a la semana. Los auxiliares se irán incorporando a sus puestos a lo largo de esta semana.

En la Biblioteca Infantil de la Granja, la primera de la red municipal que se inauguró -en 1988-, Cristina Grossi ha comenzado a tomar anotaciones en su agenda. Tiene previsto llamar a los colegios del municipio, concertando con ellos visitas escolares; ya ha confirmado varias citas con un grupo de animación, que estará en la Granja los días 23 y 30 de mayo y 6 de junio, por la mañana; habrá más actividades de animación por las tardes y para las tardes de los jueves está preparando sesiones de cine infantil. «Intentaremos ofrecer el mejor servicio», comenta. Grossi tiene experiencia en este trabajo, ha cubierto bajas y realizado sustituciones en varias bibliotecas de la red municipal y conoce al personal con el que tendrá que entendérselas. Colabora con el Centro de Profesores y Recursos y es licenciada en Filología.

Cristina Grossi se encargará también de gestionar la Biblioteca de San Claudio, en colaboración con el auxiliar asignado permanentemente a ella y a todo el trabajo que se le viene encima se enfrenta, según asegura, «muy ilusionada».

La Granja y San Claudio dependerán de la misma bibliotecaria, y del mismo modo estarán vinculadas las bibliotecas de Ciudad Naranco y Vallobín, Ventanielles y Vetusta, La Corredoria y Tudela Veguín, Pumarín y San Lázaro y «Villa Magdalena» y Trubia. La encargada de estos dos últimos centros municipales, una bibliotecaria que prefiere no ser identificada con nombre y apellidos, tiene la intención de ofrecer «lo mismo y ampliar las actividades». Habla ya de un club de lectura infantil, un taller de creación literaria y de otro de pintura. Los horarios, las condiciones de préstamo y los servicios generales se mantienen en todas las bibliotecas municipales, asegura, recordando que todas ellas están integradas en la red regional.

La concejala Conchita García comentaba ayer que desde el Ayuntamiento se afronta esta nueva etapa «con ilusión» y manifestaba su propósito de poner todos los medios para satisfacer las necesidades de los usuarios de estos equipamientos.