Nacido en el ovetense barrio de Teatinos, tuvo que trasladarse hace años a vivir a Gijón, algo que no le impide volver a la ciudad «en las fiestas y cada quince días a ver el fútbol». Reconoce que del Martes de Campo le gusta todo, al igual que de la ciudad, de la que se confiesa un enamorado.

Juan Cadrecha, de 15 años, se estrenaba este año en el parque Purificación Tomás, con sus amigos, porque en años anteriores siempre comía el bollo con su familia en el Campo San Francisco. «Me lo pasé muy bien, pero quizás haría falta un poco de música asturiana por aquí».

«Es la primera vez que vengo a esta fiesta y me parece algo precioso, sobre todo por la música, que me encanta», asegura Juli, quien se estrena en la fiestas del Martes de Campo invitada por unos amigos. «Me están sacrificando el bollo porque dicen que aún es pronto para comerlo».

Nacida en Sevilla, «y olé», puntualiza, Moscoso lleva varios años en el Principado, y junto con su grupo de amigos suelen celebrar reuniones cuando hay alguna fiesta. «Me encanta el ambiente, además, la banda municipal nos ha tocado una canción. Por gustarme, me gusta hasta el clima».

Aunque normalmente subía al Naranco, «o a ninguna parte», este año Carlos Álvarez decidió comer el bollo en el parque Purificación Tomás junto con sus familiares. «La comida es lo que más me gusta de este día, y la única pega que veo es que el tiempo no acompaña. Si llueve, nos vamos».